lunes, 26 de noviembre de 2018

Cuando responder al necio y cuando no


No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio. 
Proverbios 26:4.

Lectura: Proverbios 26:1-12. Versículo del día: Proverbios 26.4.

MEDITACIÓN DIARIA

Espiritualmente necio es aquel que poco o nada le importan las cosas de Dios o que está arraigado en sus creencias tradicionales y no le da a la Biblia el valor que se merece. La sabiduría reflejada en los Proverbios siempre es la divina, no la que comúnmente se cree en el ámbito intelectual. Es a estos necios que hace referencia el versículo del día. Los cristianos tenemos que ser sabios para saber en qué momento debemos hablar. Muchos de estos ‘necios’ sacan argumentos y toda clase de filosofías con artimañas, solo con el deseo de vernos indispuestos y hacernos caer en discusiones que no van a llegar a ninguna parte. Recordemos que el mismo Señor Jesús nos dejó lo siguiente: “No den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen” (Mateo 7:6). Los necios no están dispuestos a escuchar, solo a contradecir; y para nosotros la Palabra de Dios es una joya valiosa, así que ¿para qué la vamos a desperdiciar en aquellos que quieren hacer de ella motivo de discusión y de burla?
El versículo siguiente en la lectura, ya nos dice algo diferente: “Respóndele al necio como se merece, para que no se tenga por sabio” (v. 5). La clave para mí en estos dos versículos radica en la sabiduría: o sea, sabios para no responder y sabios para saber hacerlo. Si respondemos quizá con amor y profunda convicción con argumentos sólidos, no somos nosotros los que vamos a convencerle de su error; esa tarea le corresponde al Espíritu Santo quien es el que convence de pecado (Juan 16:8).

Amado Espíritu de Dios: te pedimos la sabiduría tuya para saber enfrentarnos a los que no quieren saber de Ti y con argumentos falsos desean taparnos la boca. Cierra nuestros labios en el momento conveniente, cuando veas que estamos desperdiciando tus Palabras y ábrelos en especial para exaltarte y darte la honra y honor que mereces. Gracias Precioso Espíritu de Dios.

Un abrazo y bendiciones.

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