No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio.
Proverbios 26:4.
Lectura: Proverbios 26:1-12. Versículo del día:
Proverbios 26.4.
MEDITACIÓN DIARIA
Espiritualmente necio es aquel que poco o nada le
importan las cosas de Dios o que está arraigado en sus creencias tradicionales
y no le da a la Biblia el valor que se merece. La sabiduría reflejada en los
Proverbios siempre es la divina, no la que comúnmente se cree en el ámbito
intelectual. Es a estos necios que hace referencia el versículo del día. Los cristianos
tenemos que ser sabios para saber en qué momento debemos hablar. Muchos de
estos ‘necios’ sacan argumentos y toda clase de filosofías con artimañas, solo
con el deseo de vernos indispuestos y hacernos caer en discusiones que no van a
llegar a ninguna parte. Recordemos que el mismo Señor Jesús nos dejó lo
siguiente: “No den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra
ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las
pisoteen” (Mateo 7:6). Los necios no están dispuestos a escuchar, solo a
contradecir; y para nosotros la Palabra de Dios es una joya valiosa, así que ¿para
qué la vamos a desperdiciar en aquellos que quieren hacer de ella motivo de
discusión y de burla?
El versículo siguiente en la lectura, ya nos dice algo
diferente: “Respóndele al necio como se merece, para que no se tenga por sabio”
(v. 5). La clave para mí en estos dos versículos radica en la sabiduría: o sea,
sabios para no responder y sabios para saber hacerlo. Si respondemos quizá con
amor y profunda convicción con argumentos sólidos, no somos nosotros los que
vamos a convencerle de su error; esa tarea le corresponde al Espíritu Santo
quien es el que convence de pecado (Juan 16:8).
Amado Espíritu de Dios: te pedimos la sabiduría tuya
para saber enfrentarnos a los que no quieren saber de Ti y con argumentos
falsos desean taparnos la boca. Cierra nuestros labios en el momento conveniente,
cuando veas que estamos desperdiciando tus Palabras y ábrelos en especial para
exaltarte y darte la honra y honor que mereces. Gracias Precioso Espíritu de
Dios.
Un abrazo y bendiciones.
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