jueves, 15 de noviembre de 2018

Eres la Roca eterna de salvación


ERES LA ROCA ETERNA DE SALVACIÓN

Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo. 
Deuteronomio 32:4. NVI.

Lectura: Deuteronomio 32:1-43.  Versículo del día: Deuteronomio 32:4.

MEDITACIÓN DIARIA

La lectura es el Cántico que Dios le dio a Moisés para que fuera y lo recitara ante el pueblo de Israel; para que ellos lo cantaran y les sirviera como testimonio (Deuteronomio 31:19). Palabras que también son para nosotros ahora porque el Señor es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Por eso nos habla con amor entrañable para que aprendamos su enseñanza y sus palabras desciendan como rocío, como aguacero sobre pasto nuevo, como lluvia abundante sobre plantas tiernas. Así dice exactamente su Escritura (v. 2). Palabras extremadamente amorosas y cautivadoras para que le reconozcamos como el Único, el Soberano y el Todopoderoso Dios (v. 39). Él es la Roca, el Dios fiel, recto y justo (v. 4); Eso es Dios y de esa manera se nos ha manifestado. Nosotros no somos más que su porción. Nos encontró en tierra desolada y sola; nos protegió, nos cuidó y nos guardó como a la niña de sus ojos. Y así como el águila despliega su plumaje para cargar a sus polluelos, nos carga a nosotros (vv. 9-11). Lo triste es que siendo todo esto, no nos damos cuenta del Dios bueno que tenemos.
Pero ahí está la enseñanza. De nosotros depende si la tomamos o dejamos. Tenemos todo sobre la mesa y si queremos saciarnos debemos venir a su banquete y comer del Pan de la vida; de la Roca eterna que es nuestro Salvador. “Pues es Jesús a quien se refieren las Escrituras cuando dicen: La piedra que ustedes, los constructores, rechazaron ahora se ha convertido en la piedra principal” (Hechos 4:11 NTV).

Amado Señor Jesús: También te reconocemos como la Roca de salvación que Eres. Queremos cimentarnos sobre esa Preciosa Roca basados en tu Palabra, porque así lleguen vientos huracanados estaremos sólidos Contigo. Gracias infinitas por hacernos parte de tu redil; de conquistarnos con tu amor eterno y de hablarnos en susurros delicados como a la niña de tus ojos. ¡Te amamos Señor!  

Un abrazo y bendiciones.


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