ERES LA ROCA ETERNA DE SALVACIÓN
Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo.
Deuteronomio 32:4. NVI.
Lectura: Deuteronomio 32:1-43. Versículo del día: Deuteronomio 32:4.
MEDITACIÓN DIARIA
La lectura es el Cántico que Dios le dio a Moisés
para que fuera y lo recitara ante el pueblo de Israel; para que ellos lo
cantaran y les sirviera como testimonio (Deuteronomio 31:19). Palabras que también
son para nosotros ahora porque el Señor es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Por eso nos habla con amor entrañable para que aprendamos su enseñanza y sus
palabras desciendan como rocío, como aguacero sobre pasto nuevo, como lluvia
abundante sobre plantas tiernas. Así dice exactamente su Escritura (v. 2).
Palabras extremadamente amorosas y cautivadoras para que le reconozcamos como
el Único, el Soberano y el Todopoderoso Dios (v. 39). Él es la Roca, el Dios
fiel, recto y justo (v. 4); Eso es Dios y de esa manera se nos ha manifestado.
Nosotros no somos más que su porción. Nos encontró en tierra desolada y sola;
nos protegió, nos cuidó y nos guardó como a la niña de sus ojos. Y así como el
águila despliega su plumaje para cargar a sus polluelos, nos carga a nosotros
(vv. 9-11). Lo triste es que siendo todo esto, no nos damos cuenta del Dios
bueno que tenemos.
Pero ahí está la enseñanza. De nosotros depende si la
tomamos o dejamos. Tenemos todo sobre la mesa y si queremos saciarnos debemos
venir a su banquete y comer del Pan de la vida; de la Roca eterna que es
nuestro Salvador. “Pues es Jesús a quien se refieren las Escrituras cuando
dicen: La piedra que ustedes, los constructores, rechazaron ahora se ha
convertido en la piedra principal” (Hechos 4:11 NTV).
Amado Señor Jesús: También te reconocemos como la Roca
de salvación que Eres. Queremos cimentarnos sobre esa Preciosa Roca basados en
tu Palabra, porque así lleguen vientos huracanados estaremos sólidos Contigo.
Gracias infinitas por hacernos parte de tu redil; de conquistarnos con tu amor
eterno y de hablarnos en susurros delicados como a la niña de tus ojos. ¡Te
amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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