miércoles, 28 de noviembre de 2018

Le invocamos y nos responde


Moisés y Aarón se contaban entre sus sacerdotes, y Samuel, entre los que invocaron su nombre. Invocaron al Señor, y él les respondió.
 Salmo 99:6. NVI.

Lectura: Salmo 99-1-9.  Versículo del día: Salmo 99:6.

MEDITACIÓN DIARIA

Si ponemos atención a este Salmo vemos que empieza con adoración y alabanza a nuestro Rey (vv. 1-3); hacia la mitad vuelve a exaltarlo (v. 5). Y termina exactamente igual: “Exalten al Señor nuestro Dios; adórenlo en su santo monte: ¡Santo es el Señor nuestro Dios!” (v. 9). Moisés, Aarón y Samuel eran hombres temerosos de Dios. Tenían el privilegio de hablar con el Señor; incluso Aarón el de entrar al Lugar Santísimo e invocar su Nombre y encontrar sus respuestas. Sigue la lectura de este Salmo diciendo: “Señor y Dios nuestro, tú les respondiste; fuiste para ellos un Dios perdonador, aun cuando castigaste sus rebeliones” (v. 8).
Nosotros ahora solamente por su gracia, también somos privilegiados de hablar directamente con nuestro Dios, de contarle todas nuestras angustias, de clamarle por la familia, por el sustento, por la vida y por el pueblo en general. Igual nos va a responder porque ahora somos llamados sus hijos por intermedio de Jesucristo el Señor. ¡Gloria a Dios! Sí; nos responde porque es un Dios ante todo amoroso y misericordioso. Nos corrige también como buen Padre que es. Cuantas veces caemos nos va levantando, perdonando y restaurando. No dudemos en acercarnos a Él.
Aprendamos la lección: llegamos a su presencia porque ahora somos linaje escogido, su real sacerdocio, el pueblo que le pertenece (2 Pedro 2:9). Entonces, primero que todo tributémosle gloria y honra. Luego hablémosle sinceramente y terminemos dándole gracias con alabanza y adoración como lo merece.

Querido Dios: aquí estamos delante de Ti. Gracias por llamarnos tus hijos y tener el privilegio de venir ante tu presencia con la confianza de que Eres nuestro Padre y te place vernos y escucharnos. Gracias porque te agradas con nuestro loor. ¡Te rendimos toda adoración y alabanza; solamente Tú Eres digno de recibirla! Gracias por escucharnos y saber que nos respondes. ¡El honor, la gloria y exaltación sean por siempre para Ti!

Un abrazo y bendiciones.

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