La gente estaba sumamente asombrada, y decía: Todo lo hace bien. Hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
Marcos 7:37. NVI.
Lectura: Marcos 7:31-37. Versículo del día: Marcos 7:37.
MEDITACIÓN DIARIA
La lectura nos habla de la sanidad de Jesús a un
sordomudo. Con la autoridad que siempre hablaba, simplemente ordenó: “¡Efatá!
(que significa: ¡Ábrete!). Con esto, se
le abrieron los oídos al hombre, se le destrabó la lengua y comenzó a hablar
normalmente” (vv. 34-35). ¡Quién mejor que nuestro buen Dios para hacer bien
todo cuanto emprende! Cuando el Señor realiza una sanidad hay que tener la
certeza de que lo hizo bien. Al Señor no le gusta dejar las cosas a medias,
porque Él es perfecto. Así que, si volvemos a lo mismo, es porque nos dejamos
engañar del enemigo. Satanás siempre quiere robarse la gloria, pero el detalle
viene de nuestra parte; es nuestra convicción.
Estoy convencida que esa misma autoridad para
reprender demonios, tormentas o enfermedades el Señor nos la delegó, Él lo
dijo: “Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago
también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre” (Juan
14:12), “y aun las hará mayores”. Sí el Señor lo dijo, es porque así es.
Nos falta fe. Tenemos que lanzarnos al ruedo y hacerlo en el Nombre de Jesús. “Cualquier
cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre
en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13-14). Y lo que Él hace, lo hace bien. No dudemos.
Amado Padre: en el Nombre de Jesús te rogamos pongas
en nosotros tanto el querer como el hacer para sanar enfermos. Con el denuedo
de tu Santo Espíritu llévanos hacia ellos y con la autoridad Tuya, permítenos
ordenar a las enfermedades salir completamente de esos cuerpos esclavizados por
el dolor. ¡Queremos glorificarte Padre amado! ¡Aumenta nuestra fe bendito Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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