sábado, 3 de noviembre de 2018

Si confío acepto su voluntad


Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. 
Proverbios 3:5. NVI.

Lectura: Proverbios 3:1-12.  Versículo del día: Proverbios 3:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Sería bueno que nos pusiéramos un altímetro, diría yo, para saber hasta dónde llega nuestra confianza en el Señor. Seguramente sería bajísima porque estamos más dados a creer lo que tenemos al frente que lo que no vemos o conocemos. Es decir, vemos lo natural pero no lo sobrenatural. Nos corresponde orar para que el Señor abra nuestros ojos como lo hizo con Guiezi, el criado de Eliseo cuando tuvo miedo porque naturalmente veía muy grande al ejército sirio, “Entonces Eliseo oró: “Señor, ábrele a Guiezi los ojos para que vea” (2 Reyes 6:17); así sucedió  y  sobrenaturalmente vio la colina llena de caballos y de carros de fuego. Con Dios todo se mueve sobrenaturalmente.
Si seguimos con la lectura encontramos lo siguiente: “Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal.  Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser” (vv. 6-8). La confianza nos conduce a reconocerlo como Dios Omnipotente y Poderoso. Bien podemos dejar sobre sus hombros nuestras cargas e incluso éxitos, porque Él sabe mejor por donde llevarnos. Pero como juega la desconfianza, entonces queremos ser más sabios que Dios y comenzamos a ayudarle sin darnos cuenta que lo que estamos es atrasando la contestación a la petición. Me impacta saber que esa confianza en el Señor será la que en últimas nos mantendrá sanos y fuertes; siempre pasaba por alto esa porción y ¡qué importante que es! Igual estoy aprendiendo que la confianza hace parte de la voluntad de Dios. Me explico: si yo confío, acepto su voluntad que es buena, agradable y perfecta, y seguro que es lo que quiere para mí; por consiguiente, lo mejor será lanzarme en sus brazos.

Amado Señor: permite que nuestra fe crezca así sea como grano de mostaza para que la confianza en Ti se vea reflejada en todos los caminos que emprendamos. Enséñanos a honrarte como lo mereces y a apartarnos del mal. Toma bendito Dios las cargas que hoy nos pesan y danos el gozo de la gracia derramada sobre los tuyos. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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