Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
Salmo 91:14. NVI.
Lectura: Salmo 91:1-16. Versículo del día: Salmo 91:14.
MEDITACIÓN DIARIA
Definitivamente los Salmos son un dulce refrigerio
para la vida del cristiano. Este es abrumadoramente protector. No nos digamos
mentiras, el Señor desea que confiemos así, plenamente en Él y nos ofrece todo
su amor y ternura. Dice: Él te libra de las trampas del cazador y de
enfermedades mortales; está listo a darte refugio debajo de sus alas; no hay
que temerle a la noche, ni a flechas lanzadas en el día; no temerás a pestes ni
a plagas, como tampoco a combates donde caerán miles. Lo que tienes que hacer
es abrigarte bajo la sobra protectora del Todopoderoso. Tenerlo como el mejor
refugio, la fortaleza plena y el Dios que no falla. Seguro que, si lo pones a
Él por refugio, ninguna calamidad llegará a tu hogar. Es más: mandará a sus
ángeles que te cuiden en todos tus caminos, y que te levanten con sus propias
manos si es necesario. Pisotearas animales salvajes y aplastarás serpientes
bajo tus pies (vv. 9-13). ¿Lo crees? Si Dios lo dice, así es.
Tanto amor que solo demanda de ti una cosa: habitar al abrigo del Altísimo y acogerte
bajo su sombra protectora (v.1). “El que habita al abrigo del Altísimo se acoge
a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: Tú eres mi refugio, mi
fortaleza, el Dios en quien confío” (vv. 1-2). Entonces, ya deja de creer en
mitos, en engaños sutiles del maligno. No sigas confiando por favor en el
horóscopo ni en lo qué dirán las cartas. Inclusive deja de tener tu Biblia como
amuleto abierta en este Salmo. Más bien ábrele el corazón a Jesús y cree lo que
te está diciendo en su Palabra. Si te acoges a Él, ten la certeza de que velará
por ti. Oremos:
Padre amado: Vengo rendido(a) a tus brazos para que
seas Tú mi protección, fortaleza y escudo. Gracias porque sé que Eres lo
suficientemente Poderoso para librarme de las acechanzas del enemigo. Gracias
porque tu Hijo amado ya lo derrotó en la Cruz y ahora que soy libre, solo me
queda apoderarme de tu Palabra y confiar plenamente en Ti. ¡Te alabo bendito
Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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