Mira, tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan —le dijeron. —¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? —replicó Jesús.
Marcos 3:32-33.
Lectura: Marcos 3:20-35. Versículos del día: Marcos 3:32-33.
MEDITACIÓN DIARIA
Jesús andaba sanando por Galilea y muchos lo seguían.
Entró en una casa y se aglomeró tanta gente que ni comer podían Él y sus
discípulos (v. 20). En eso llegaron la madre y los hermanos de Jesús y pidieron
llamarlo. Así que fueron a decírselo, pero Él les contestó: “¿Quiénes son mi
madre y mis hermanos?”; “Luego echó una mirada a los que estaban sentados
alrededor de él y añadió: —Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. Cualquiera
que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre” (vv. 34-35).
Con esta respuesta yo entiendo dos cosas: la primera,
que Jesús nos hace saber que por encima de padres,
hermanos y demás familiares siempre debe de estar Dios. Por otro lado, deja
bien claro que María, su madre era eso: simplemente su madre, porque de otra
manera hubiera dicho algo diferente, aludiendo a ella. Si creemos en que la
Biblia es la Palabra de Dios, debemos creerle a Dios lo que nos dice y ponerlo
en práctica.
Amado Señor: gracias por tu Palabra que es verdad.
Gracias porque solo Tú eres digno de toda adoración, honra y gloria. Precioso
Espíritu Santo, ven y llénanos con tu Presencia y danos el discernimiento
necesario para entender las verdades que quedaron plasmadas en esta tu Palabra.
¡Gloria a Ti Padre Santo! ¡Gloria a Ti, Santo Hijo inmolado! ¡Gloria a Ti Santo
Espíritu de Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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