Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.
Salmo 73:26 NVI.
Lectura: Salmo 73:1-28. Versículo del día: Salmo 73:26.
MEDITACIÓN DIARIA
Sí; podemos estar agotados física y espiritualmente,
pero no importa; seguimos con la mirada puesta en nuestro buen Dios. Es que si
la Palabra de Dios dice que los que esperan en Él tendrán nuevas fuerzas; volarán
como las águilas; correrán y caminarán sin fatigarse ni cansarse (Isaías 40:31
NVI), es porque así es. Dios no miente. Esta es la certeza de nuestra
convicción: la fe que nos mueve a gozar mientras esperamos lo que nos
corresponde. Él es nuestra herencia eterna: “Su glorioso poder los dotará de
una fortaleza a toda prueba para que sean ejemplo de constancia y paciencia, y
para que, llenos de alegría, den gracias al Padre que los ha juzgado dignos de
compartir la herencia de su pueblo en el reino de la luz” (Colosenses 1:11-12 La
Palabra Hispanoamérica BLPH). Mientras nuestro corazón esté nutrido de la
Palabra de Dios podemos resistir los embates del tiempo, de las circunstancias
adversas. En últimas será nuestro corazón quien demuestre en quién hemos creído,
porque de lo que tiene, eso hablará. Por eso también Dios nos insiste en
guardarlo más que todas las cosas (Proverbios 4:23).
Como conclusión se puede decir que, si nuestro corazón
está fortalecido, entonces podemos dar a los demás el fruto del gozo que nos ofrece
su Santo Espíritu.
Gracias buen Dios por entender que nuestro corazón se
fortalece aún mucho más en la adversidad, porque siempre estará gozoso sabiendo
en quien ha creído. Gracias por esa bendita gloria que nos espera a tu lado por
toda la eternidad.
Un abrazo y bendiciones.
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