Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo. Marcos 1:8. NVI.
Lectura: Marcos 1:1-8.
Versículo del día: Marcos 1:8.
MEDITACIÓN DIARIA
Palabras de Juan el Bautista hablándole a la gente que
acudía para bautizarse en el Jordán. Él vino al mundo como hijo del sacerdote
Zacarías y de Elisabet para alistarle el camino al Señor Jesús, tal como fue
anunciado cientos de años atrás por los profetas Malaquías e Isaías (Malaquías
3:1; Isaías 40:3). Predicaba el bautismo del arrepentimiento y sabiendo cuál
era su misión les aclaraba que los bautizaba con agua pero que Él (Jesús), los
bautizaría con el Espíritu Santo.
Así sucedió. El Señor Jesús cumplió su misión: anunció
las Buenas Nuevas con milagros, señales y prodigios; con su padecimiento,
muerte y resurrección. Después de su Ascensión al cielo llegó lo prometido: el
Espíritu Santo descendió sobre sus discípulos y las mujeres que lo seguían en
forma de lenguas de fuego en Pentecostés. Es el Espíritu Santo quien convence
al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio. A nosotros
los cristianos nos sella: “En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de
la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron
marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. Éste garantiza
nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por
Dios, para alabanza de su gloria” (Efesios 1:13-14). ¡Gloria a Dios! Nosotros
somos su pueblo adquirido. Todo el que llegue a los pies de Jesús será sellado
también con el Espíritu Santo de la promesa. ¡Aleluya! ¡Él vive en nosotros!
Señor amado: gracias porque al partir a la diestra del
Padre no nos dejaste solos; cumpliste tu promesa de un Consolador que además de
marcarnos como propiedad tuya, nos llena con su presencia y nos regala sus
dones y fruto para que llevemos a cabo el propósito tuyo en nuestras vidas.
¡Bendito eres Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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