viernes, 7 de septiembre de 2018

Con un propósito Divino


El Señor le dijo a Abram: Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. 
Génesis 12:1. NVI.

Génesis 12:1-9.  Versículo del día: Génesis 12:1.

MEDITACIÓN DIARIA

Cuando Dios llamó a Abram (en ese tiempo no era todavía Abraham), para que saliera de Ur de los Caldeos y se fuera a poseer la tierra de Canaán donde brotaba leche y miel, se la dio con el propósito de formar un pueblo del cual él sería de gran bendición no solamente para ellos, sino para todas las familias de la tierra (v. 3).  Además de eso, sería la tierra que les dejaría a toda su descendencia.
Estoy convencida que cuando el Señor nos lleva a otro lugar es porque tiene un propósito divino en ello. La salida de mi país hacia Estados Unidos estaba ya meditada en los planes de Dios, pero aún le sigo pidiendo que me muestre su propósito en el área espiritual especialmente; aunque sé que también puede tocar mis otras áreas. Mi intención con este devocional es que no le temamos al cambio ni nos preocupemos cuando tengamos que mudar de localidad. El Señor es quien va adelante abriendo caminos: “Marcharé al frente de ti, y allanaré las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro” (Isaías 45:2). Más bien preocupémonos por dar lo mejor de nosotros donde quiera que estemos y de orar por ese lugar. “Además, busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad” (Jeremías 29:7). Y más adelante hay una linda promesa que no está escrita porque sí; es muy cierta: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11). Estoy segura de que así es.

Buen Señor: Hoy quiero darte las gracias por habernos traído hasta este lugar. Lugar donde nunca pensé en mis planes, pero tus designios son otra cosa. Muchas gracias porque aquí he aprendido el verdadero valor de la familia y de la amistad; porque he encontrado personas maravillosas que no han dudado en tendernos su mano bondadosa para hacernos sentir que no estamos solos. Porque has permitido precisamente en este lugar, que mi corazón se sane de heridas pasadas y has restaurado vidas. Gracias porque igual sé que sigues adelante con el propósito que tienes conmigo y que será muy grande. ¡Te alabo y honro tu Nombre por siempre!

Un abrazo y bendiciones.

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