martes, 4 de septiembre de 2018

El Señor es Dios


Investiga los tiempos pasados, desde el día que Dios creó al ser humano en la tierra, y examina la tierra de un extremo a otro del cielo. ¿Ha sucedido algo así de grandioso, o se ha sabido alguna vez de algo semejante? 
Deuteronomio 4:32 NVI.

Lectura: Deuteronomio 4:32-40.  Versículo del día: Deuteronomio 4:32.

MEDITACIÓN DIARIA

Podemos preguntar: ¿para ti quién es Dios? Muy seguramente dirás el Ser Supremo, el que hizo los cielos y la tierra; es el amor total; es un Dios Misericordioso, perdonador y también decir: es el Gran Yo Soy. Todas estas respuestas son válidas. Ahora como en los tiempos de Israel cuando Moisés ya casi para morir le recordó a ese pueblo todas las cosas por las que habían pasado desde que salieron de Egipto, y el gran poder de Dios para sacarlos de allí y velar por ellos por cuarenta años cruzando un desierto árido, caluroso y sediento, podemos entonces tomar esta lección igual para nosotros. También estábamos sumidos en el pecado y esclavizados por él. Quizá se cruzaron desiertos oscuros, largos, difíciles de transitar, pero ya se está o al menos se divisa la tierra prometida que nos ofrece el Señor. Hemos pasado pruebas, pero hemos visto su poder obrando en nuestras vidas; hemos sido testigos no solamente en nuestra propia vida sino en la de otros de sus milagros, su perdón y misericordia inmensa para alcanzarnos y hacernos parte de su reino. Todo esto lo hace nuestro buen Dios y Señor por cada uno siendo aún pecadores, para darnos a conocer quién en verdad es Él. “A ti se te ha mostrado todo esto para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro fuera de él. Desde el cielo te permitió escuchar su voz, para instruirte. Y en la tierra te permitió ver su gran fuego, desde el cual te habló” (vv. 35-36 en la lectura).
Reflexiona y responde la pregunta: ¿quién es para ti, Dios? “Reconoce y considera seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro” (v.39).

Amado Señor: Sí mi Dios; no hay ni habrá ningún otro Dios como Tú. muchas gracias por revelarte de ese modo a nosotros. Te adoramos y bendecimos tu Precioso Nombre. Los cielos y la tierra cuentan tu gloria y nos hacen partícipes de tu grandeza y majestad. Tú Eres nuestra Roca eterna, el Dios que nos salvas y levantas. A Ti te damos todo loor y honra por siempre.

Un abrazo y bendiciones.

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