viernes, 31 de agosto de 2018

Levanta a los pobres y necesitados


Los pobres verán esto y se alegrarán; ¡reanímense ustedes, los que buscan a Dios!  Porque el Señor oye a los necesitados.  
Salmo 69.32-33a.  

Lectura: Salmo 69:1-36. Versículo del día: Salmo 69:32-33a.

MEDITACIÓN DIARIA   

No creamos que el Señor está pendiente solamente de los pobres material y fisicamente. Igualmente le duele el dolor espiritual de sus hijos como buen Padre que es. “Y a mí, que estoy pobre y adolorido, que me proteja, oh Dios, tu salvación” (v. 29). Pero hay que aprender de David que en medio de la aflicción y del dolor, sacaba más ánimo para reconocer que el Señor su Salvador, era capaz de levantarlo tanto espiritual como físicamente. ¡Reanímense! Exclama el Salmista; ustedes que buscan a Dios. Y ¿a quiénes se refiere? Exactamente a los del pueblo del Señor: los cristianos. Y es que David comienza el Salmo sintiendo que las fuerzas lo delatan fácilmente, por eso con el corazón en la mano tiene el coraje y la sinceridad para sentirse impotente y recurrir al que sabe que todo lo puede. “Estoy en medio de profundas aguas, y me arrastra la corriente” (v. .69:2).
Esto sin duda es lo que nos corresponde hacer cuando estamos débiles; cuando tenemos hambre y sed de justicia; cuando por más empeño que pongamos, las cosas no se nos dan: Abrir el corazón ante el Señor contándole todas nuestras aflicciones y terminar exaltándolo por su Grandeza y Poder: “Que lo alaben los cielos y la tierra, los mares y todo lo que se mueve en ellos” (v. 34).

Amado Señor: cómo quisiéramos tener un corazón igual de sincero al del rey David y hablar Contigo como con el mejor de los amigos. Gracias porque sabemos que, aunque no te veamos estás en medio de toda circunstancia. Gracias, porque Eres Tú quien actúa en nuestras vidas. Ven, llénanos con tu Santo Espíritu y concédenos continuar con la obra que empezaste para alimentarnos cada día de tu Palabra. Bendice igualmente a los pobres que sufren por falta de alimento básico como nuestros hermanos venezolanos. Ten piedad por cada uno de ellos; permite que puedan también levantar su ánimo y glorificar tu Nombre. ¡Gloria a Ti Señor!

Un abrazo y bendiciones.   

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