Aunque el Señor te dé pan de adversidad y agua de aflicción, tu maestro no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás.
Isaías 30:20.
Lectura: Isaías
30:15-33. Versículo del día: Isaías
30:20.
MEDITACIÓN DIARIA
Ayer hablaba del
privilegio que era tener aflicción porque esta nos conducía a feliz término de
la obra que Dios realiza en cada uno, y hoy nos enseña su Palabra que por más
aflicción que tengamos llegará el momento en que nuestro bendito Señor hará un ‘pare’
y dirá: ‘no más’. Creo que antes de que suceda esto, tenemos que calmarnos y
confiar en nuestro Dios; entender que si hemos renegado de la situación o por
esta nos hemos desviado, hay que arrepentirnos (v. 15). El Señor seguirá
mostrando su misericordia y jamás nos dejará: “Ya sea que te desvíes a la
derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá:
Este es el camino; síguelo” (v. 21). Nuestras vidas serán bendecidas de tal
manera que nos asombraremos: “brillará la luna como el sol, y será la luz del
sol siete veces más intensa, como la luz de siete días enteros” (v. 26).
Esta linda esperanza
tendremos si en vez de desfallecer volteamos los ojos a quien debemos hacerlo;
olvidando y dejando atrás los ídolos que en ese tiempo de angustia levantamos.
Así que por más problemas que se nos vengan encima hay que perseverar:
insistir, persistir y no desistir. ¡Adelante que al final la guerra la gana
nuestro buen Maestro!
Bendito Señor, muchas
gracias por el consuelo que llevas a tantas personas que están en difícil
situación. Yo sé muy bien que hay tiempos donde llueve problema tras problema
pero siempre he visto tu mano alentadora brindándome apoyo. Hoy te clamo por
los que sé que están pasando adversidad para que esta Palabra se cumpla en sus
vidas. Gracias bendito Señor por tu fidelidad y tu amor hacia nosotros. ¡Alabamos
y bendecimos tu Nombre por siempre! ¡Aleluya!
Un abrazo y
bendiciones.
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