sábado, 2 de diciembre de 2017

Orar por los que nos presiden

Es cierto que ustedes viven en obediencia, lo que es bien conocido de todos y me alegra mucho; pero quiero que sean sagaces para el bien e inocentes para el mal. 

Romanos 16:19.

Lectura: Romanos 16:17-27.  Versículo del día: Romanos 16:19.

MEDITACIÓN DIARIA

Una iglesia cimentada con fundamentos firmes, creciendo y haciendo la voluntad de Dios como la dejada por Pablo en Roma, está propensa a los ataques del enemigo porque lógico, él no se va a quedar quieto viéndola prosperar. Por eso aquí, su líder, los exhorta a no dejarse engañar por aquellos que querrán causar divisiones y dificultades. Su recomendación es alejarse de ellos porque se nota claramente que van tras sus propios deseos (vv. 17-18). Hay un dicho que dice: ‘divide y reinarás’. La envidia, los celos, la avaricia salen a relucir en toda Congregación y entre más se vea la unción más serán los ataques. Cuánto se agrada Pablo de sus discípulos que viven en obediencia; sin embargo, no deja de advertirles para que estén atentos a estos embates. El Señor mismo dijo que iríamos como ovejas en medio de lobos; por lo tanto deberíamos ser astutos como serpientes e inocentes como palomas.
Considero muy importante tener en cuenta este punto ya que todos los que pisan una iglesia no van con las mismas intenciones. Algo que me gustó de mi actual iglesia es que uno de los puntos clave es no darle pie a la murmuración. A través de la murmuración se llega a la discordia y división. No es fácil el trabajo de pastorear; si es bien difícil en un hogar que son menos miembros, pensemos en la responsabilidad de guiar ovejas cada una con problemas diferentes y queriendo hacer su voluntad. “Mi pueblo es necio, no me conoce; son hijos insensatos que no tienen entendimiento. Son hábiles para hacer el mal; no saben hacer el bien” (Jeremías 4:22). ¡Dura tarea! Por eso a los fieles se nos recomienda orar por nuestros pastores; son tan humanos como nosotros: tienen fortalezas y debilidades. Es nuestro deber honrarlos y respetarlos (1 Tesalonicenses 5:12-13); y siempre tenerlos presente en oración.

Amado Señor: Gracias por la advertencia que nos das a través del apóstol Pablo porque es útil para todos. Gracias porque con ella nos enseñas también el deber de orar por quienes nos presiden ya que ellos trabajan arduamente entre nosotros guiándonos y amonestándonos. Te rogamos Señor que los fortalezcas y les des el discernimiento necesario para guiar a tu Iglesia. ¡Te alabamos y glorificamos buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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