martes, 26 de diciembre de 2017

Aprovechemos su nacimiento para glorificarlo

Luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. 
Lucas 2:32.

Lectura: Lucas 2:21-40.  Versículo del día: Lucas 2:32

MEDITACIÓN DIARIA

A Simeón un hombre devoto y lleno del Espíritu Santo le fue revelado que no moriría sin ver a Cristo el Señor, Redentor de Israel. Cuando los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo en el templo según la ley de Moisés, Simeón lo tomó en sus brazos y proclamó: “Según tu palabra, Soberano Señor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel” (vv. 29-32). María y José estaban asombrados por lo que se decía del bendito Niño y Simeón prosiguió profetizando: “Este niño está destinado a causar la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y a crear mucha oposición, a fin de que se manifiesten las intenciones de muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma” (vv. 34-35). Así se cumplió.
Simeón le da la gloria al Señor por no morir sin conocer al Mesías; pero también estaba allí Ana, una mujer de edad quien era profetisa y se dedicaba después de su viudez a orar y ayunar de tiempo completo en el templo. Al llegar y ver a Jesús le dio gracias a Dios y comenzó a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Israel (vv. 36-38).  Ambos ancianos pero cada uno por su lado adoró a Dios. Podría decir que Ana fue quizá la primera predicadora del Mesías. Aprovechemos el nacimiento de Jesús para glorificar su Nombre.
Quizá a ti te han pasado los años y jamás has tenido ese contacto directo con Jesús. Nunca es tarde para hacerlo. Puedes hablarle a Dios tal como lo hizo Simeón. Y si tú te identificas con Ana, no dejes de hablar a los que te rodean del Salvador del mundo.

Amado Jesús: Gracias porque a través de lo que sucedió con tu nacimiento podemos exaltar y glorificar a Dios Padre. Gracias a Ti buen Jesús porque como escuché hoy: no seríamos capaces de tocar el cielo, si Tú no hubieras tocado la tierra. Gracias porque Tú eres la razón de la Navidad.

Un abrazo y bendiciones.

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