Ni siquiera el arcángel Miguel, cuando argumentaba con el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, se atrevió a pronunciar contra él un juicio de maldición, sino que dijo: ¡Que el Señor te reprenda!
Judas 1:9.
Lectura: Judas 1:1-16. Versículo del día: Judas 1:9.
MEDITACIÓN DIARIA
Leyendo la Carta del
Apóstol Judas entendí lo delicado que es pronunciar un juicio sobre alguna
persona. Judas aquí nos habla de los impíos que cambian la gracia por
libertinaje y que igual que los ángeles caídos, estos desprecian la autoridad y
maldicen a los seres celestiales. Sin embargo, es muy clara aquí la Palabra al
decirnos que ni siquiera el arcángel Miguel se atrevió a pronunciar contra el
diablo un juicio de maldición cuando peleaba con él para quitarle el cuerpo de
Moisés, pues dijo: “¡Que el Señor te reprenda!”.
Si esto fue contra el
diablo, mucho más tenemos que cuidarnos de lanzarlos sobre el prójimo y menos
si son hermanos en la fe. Muy bien nos haría tener en cuenta esta Palabra ya
que muy seguido pecamos con nuestros labios juzgando o hablando mal de alguna
persona. Recordemos que maldición no es otra cosa que mal decir. Nuestra
reacción como cristianos debe ser de bendición (bien decir), así nos traten con
insultos o calumnias. Nos corresponde es orar y luchar vigorosamente por la fe
que nos une a todos los creyentes en Jesucristo, ya que tenemos en común la
salvación (v. 3). En vez de lanzar juicios a diestra y siniestra dejemos en
manos del Señor la reprensión y dediquémonos a orar los unos por los otros, y
porque los del mundo conozcan a Jesús como Señor y Salvador.
Amado
Señor: gracias por instruirnos cada día de acuerdo a la Escritura para que
seamos prudentes y nuestra boca solo pronuncie palabras de bendición como es tu
deseo. Danos dominio propio para no hablar mal del prójimo y dejar en tus manos
toda reprensión. ¡Bendito eres Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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