Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.
Salmo 139:16.
Lectura: Salmo
139:13-18. Versículo del día: Salmo
139:16.
MEDITACIÓN DIARIA
Esta segunda parte es
más que extraordinaria; ¡se sale de toda mente humana, de toda lógica, de lo
coherente! Pensar que Dios estaba presente en el mismo momento de la gestación
es para mí sublime. Dios, allí mirando y ordenándole al óvulo de mi madre que
esperara el esperma de mi padre para que se unieran y empezar así su obra,
rebasa mi comprensión; es tan alto que no puedo entenderlo (v. 6 de este mismo
capítulo). Esto es más que significativo. No hay palabras para describir su
presencia en ese momento crucial de lo que fue mi comienzo de vida. La versión
Reina Valera Contemporánea dice: “Con tus propios ojos viste mi embrión”. ¡Qué
belleza! Tú ya tenías anotado en tu libro, todo lo mío. Ya me mirabas con
ternura y amor; ya decías: ‘mi propósito se cumplirá en ti”.
Miremos el versículo
18. Lo voy a tomar de la versión Traducción en Lenguaje Actual (TLA): “Dios
mío, ¡qué difícil me resulta entender tus pensamientos! ¡Pero más difícil
todavía me sería tratar de contarlos! ¡Serían más que la arena del mar! ¡Y aun
si pudiera contarlos, me dormiría, y al despertar, todavía estarías conmigo!”.
Por más de que fuesen millones, al despertar, mi Señor estaría a mi lado. No
hay la menor duda: su presencia desde siempre y para siempre.
Dios también estaba
presente cuando fuiste engendrado. ¡Alábalo!
Mi amado Señor: Yo no alcanzo
tampoco a comprender tu inmensa sabiduría. Tanto conocimiento tuyo es difícil
de asimilar. Se sale de lo normal, de lo natural para pasar a lo sobrenatural. ¡Eres
incomparable oh Dios! Con razón la creación entera te alaba y declara tu
gloria; gloria que sólo Tú mereces. ¡Grande eres Dios y Señor mío! ¡Gracias por
estar siempre a mi lado y por cumplir tu propósito en mí!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario