lunes, 24 de julio de 2017

Su presencia es real

¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? 
Salmo 139:7.

Lectura: Salmo 139:1-12.  Versículo del día: Salmo 139:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Este Salmo es quizá el capítulo de la Biblia que más habla a mi corazón. Resolví dividirlo en tres partes: su presencia real; su presencia desde siempre y conclusión. Hoy hablaré de su presencia real.
Creo que uno de los versículos que afirma mi fe en el Señor y por ende en mi salvación es precisamente el del día. En un momento crucial de mi vida me sentía desolada, triste, abandonada y que no valía nada. Recuerdo haberle dicho al Señor muy adolorida que no quería nada más con Él. ¿Y cómo me respondió? Con lazos de amor, con ternura poco a poco me fue llevando nuevamente hacia sus brazos. Era impresionante: si me subía en una buseta en mi ciudad natal, la persona de al lado empezaba a hablarme de Dios, de cuánto me amaba. A veces en Bogotá especialmente los conductores de transporte público son imprudentes con los usuarios y colocan emisoras a todo volumen; pues a mí me tocó en una ocasión una parte de una predicación dónde Dios también me hablaba de su amor; claro, no lo tomé como imprudencia sino como otro mensaje para mí.  En esos momentos y en otros más, pude percatarme que así me fuera para el lugar más recóndito mi Señor jamás me dejaría. “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia?”. En ninguna parte podría estar porque ya no me pertenezco; “aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!” (v. 10). Desde el instante en que le dije: ‘toma mi vida’ no soy yo la que me mando es Cristo quien vive en mí.
El Espíritu Santo estará continuamente abogando con gemidos que no pueden expresarse con palabras (Romanos 8:26); además de eso me hará entender cuando he pecado (Juan 16:8) y no queda nada más que hacer como en aquel entonces: pedirle perdón, echarme en sus brazos y llorarle a Él. Su presencia es real en mi vida y tienes que tener la seguridad que en la tuya también. Si un día le dijiste que tomara el centro de tu vida, Él lo hizo. Jamás te dejará, jamás te abandonará. Su amor lo cubre todo.

Señor amado: muchas gracias por estar siempre ahí. Porque tu amor es tan grande que rebasa todo entendimiento. Nada, absolutamente nada nos podrá separar de tu amor. Gracias por habernos dejado tu Santo Espíritu para que Él en nuestra debilidad interceda por nosotros. ¡Gracias buen Señor! No somos dignos de tanto amor que nos has dado.

Un abrazo y bendiciones.

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