Las naciones verán tu justicia, y todos los reyes, tu gloria; recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te dará.
Isaías 62:2.
Lectura: Isaías
62:1-12. Versículo del día: Isaías 62:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Le dije al Señor: dame
una palabra que pueda ser para mi patria también y el Señor me mostró este
capítulo de Isaías. Colombia: un país
hermoso bañado por dos mares; con montañas, sabanas, laderas y ríos que lo
cruzan, ha tenido que soportar dolores entrañables por el narcotráfico y la
violencia desatada a lo largo de su territorio y a la vez, ha sido mirado por otros como indeseado. Pero
la calidez de su gente, el aroma de su café, el dulce de su caña y el sabor de
sus frutas, así como la diversidad de su flora y fauna junto con sus tres
climas tropicales, me hacen pensar que es un terruño donde Dios ha querido
poner su mano bondadosa y no hay que dejarlo escapar. ¡Colombia, mi patria
bella volverá a renacer!
Todos los que la amamos
e invocamos al Señor no podemos cesar en nuestras oraciones por ella porque
Dios la levantará con orgullo, como la nación que se convertirá en la alabanza
de la tierra (vv. 6b-7). Su posición geográfica estratégica le permitirá ser
grande: “Las naciones verán tu justicia y todos los reyes, tu gloria… Serás en
la mano del Señor como una corona esplendorosa, ¡como una diadema real en la
palma de tu Dios!” (vv. 2-3). Ya no volverán a tildarte como desolada ni
abandonada porque serás llamada: ‘deleite’ (v. 4). Yo le digo a mi Colombia: “¡Ahí
viene tu Salvador! Y trae su premio consigo; su recompensa lo acompaña”. Sí
veré a mi patria levantada como antorcha y sirviendo de luz para América Latina
y sus gentes serán llamados: ‘pueblo santo; redimidos del Señor; pueblo
anhelado’ (v. 12). Esa será mi Colombia cuando todos los cristianos nos unamos
para luchar por ella. Y yo creo, confieso y proclamo que ¡Colombia será para
Cristo y tendrá un nuevo renacer!
Amado Señor: Sé que
todo lo que has puesto a los pies de mi país no ha sido porque sí. Tienes un
propósito con ella y mi Señor, hoy te clamo con todo mi corazón porque le
permitas conocerte y tenerte como el Señor y Salvador a todo lo ancho de su
territorio. Gracias por esa tierra linda y prospera que nos has regalado y
perdónanos porque no la hemos sabido aprovechar ni defender. Gracias porque tu
Nombre renacerá en medio del dolor y la aflicción y será el deleite de todo el
que la quiera acoger. ¡Bendito eres buen Dios!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario