viernes, 21 de julio de 2017

Así será el renacer de mi Colombia

Las naciones verán tu justicia, y todos los reyes, tu gloria; recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te dará.
 Isaías 62:2.

Lectura: Isaías 62:1-12.  Versículo del día: Isaías 62:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Le dije al Señor: dame una palabra que pueda ser para mi patria también y el Señor me mostró este capítulo de Isaías. Colombia: un  país hermoso bañado por dos mares; con montañas, sabanas, laderas y ríos que lo cruzan, ha tenido que soportar dolores entrañables por el narcotráfico y la violencia desatada a lo largo de su territorio y a la vez,  ha sido mirado por otros como indeseado. Pero la calidez de su gente, el aroma de su café, el dulce de su caña y el sabor de sus frutas, así como la diversidad de su flora y fauna junto con sus tres climas tropicales, me hacen pensar que es un terruño donde Dios ha querido poner su mano bondadosa y no hay que dejarlo escapar. ¡Colombia, mi patria bella volverá a renacer!
Todos los que la amamos e invocamos al Señor no podemos cesar en nuestras oraciones por ella porque Dios la levantará con orgullo, como la nación que se convertirá en la alabanza de la tierra (vv. 6b-7). Su posición geográfica estratégica le permitirá ser grande: “Las naciones verán tu justicia y todos los reyes, tu gloria… Serás en la mano del Señor como una corona esplendorosa, ¡como una diadema real en la palma de tu Dios!” (vv. 2-3). Ya no volverán a tildarte como desolada ni abandonada porque serás llamada: ‘deleite’ (v. 4). Yo le digo a mi Colombia: “¡Ahí viene tu Salvador! Y trae su premio consigo; su recompensa lo acompaña”. Sí veré a mi patria levantada como antorcha y sirviendo de luz para América Latina y sus gentes serán llamados: ‘pueblo santo; redimidos del Señor; pueblo anhelado’ (v. 12). Esa será mi Colombia cuando todos los cristianos nos unamos para luchar por ella. Y yo creo, confieso y proclamo que ¡Colombia será para Cristo y tendrá un nuevo renacer!

Amado Señor: Sé que todo lo que has puesto a los pies de mi país no ha sido porque sí. Tienes un propósito con ella y mi Señor, hoy te clamo con todo mi corazón porque le permitas conocerte y tenerte como el Señor y Salvador a todo lo ancho de su territorio. Gracias por esa tierra linda y prospera que nos has regalado y perdónanos porque no la hemos sabido aprovechar ni defender. Gracias porque tu Nombre renacerá en medio del dolor y la aflicción y será el deleite de todo el que la quiera acoger. ¡Bendito eres buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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