viernes, 14 de julio de 2017

Debemos atraer y no ahuyentar

Por lo tanto, yo considero que debemos dejar de ponerles trabas a los gentiles que se convierten a Dios. 
Hechos 15:19.

Lectura: Hechos 15:1-21.  Versículo del día: Hechos 15:19.

MEDITACIÓN DIARIA

Quizá no suceda como a los gentiles de Antioquía recién convertidos donde unos creyentes de la secta de los fariseos les quería imponer la circuncisión (vv. 5-6), pero infortunadamente se presentan hechos en las iglesias que sacan corriendo a los nuevos que llegan imponiendo reglas humanas que nada tienen que ver con el mensaje de salvación. Para citar unos ejemplos y darnos cuenta del asunto podemos ver respecto al vestuario; gracias a Dios ya se acepta que la mujer asista en pantalón, antes no. Igualmente pasaba si su cabello era corto. Supuestamente era vista como pecadora y por ende rechazada. Sin embargo sí hay cierto recelo cuando un hombre asiste en pantalón deportivo o pantaloneta; cuando notan que tiene un arete en la oreja o cuando lo ven con el cabello largo. No se dan cuenta que Dios no mira esas tonterías, mira el corazón. ¿Es que acaso nos creemos mejores que ellos? “Dios, que conoce el corazón humano, mostró que los aceptaba dándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros. Sin hacer distinción alguna entre nosotros y ellos, purificó sus corazones por la fe” (vv. 8-9). Y si es una persona que va por primera vez, no la estamos atrayendo sino alejando. Dios busca corazones contritos y humillados.
Tengamos en cuenta que las Buenas Nuevas son para todos; no hay que discriminar a nadie: “para que busque al Señor el resto de la humanidad” (v. 17). Reflexionemos y miremos qué tanto estamos aportando para que el reino de Dios crezca en nuestra Congregación. Somos llamados a ser luz y no piedra de tropiezo para el débil en la fe.

Señor Jesús: Te pedimos sabiduría para aceptar y tratar a los que se acercan a Ti con sumo cuidado sin causarles problemas, puesto que todavía no están debidamente enseñados. Que la libertad que Tú nos das sea para levantar y no para desanimar; para atraer y no para ahuyentar. ¡Gracias bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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