Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas.Salmo 138:2.
Lectura: Salmo 138:1-8. Versículo del día: Salmo 138:2.
MEDITACIÓN DIARIA
A veces nos cuesta
entender el porqué de tanta tribulación; aun así, el Señor no nos deja. Al
contrario nos vuelve a dar un hálito de vida como diciéndonos: ‘aquí estoy, no
te dejaré ni te abandonaré’: “Cuando te llamé, me respondiste; me infundiste ánimo
y renovaste mis fuerzas” (v. 3). Miremos bien todo lo que nos dice este Salmo y
encontremos que cuando vienen las dificultades no son más que toques del Señor
para ir formando en nosotros su carácter: “Aunque pase yo por grandes
angustias, tú me darás vida” (v. 7a). Es moldeada tras moldeada hasta creo yo,
Él estar satisfecho con la obra de sus manos; y todo porque mientras estamos
pensando en lo malo que son los desiertos, Dios está preparándonos para cumplir
su propósito en nuestras vidas.
Gocémonos cuando las
muchas aflicciones lleguen porque es la mano del Señor con su gran amor tendida,
para llevar a cabo lo que buenamente empezó. Digamos igual que el Salmista: “El
Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no
abandones la obra de tus manos!” (v. 8). Si Señor: ¡no abandones esta tu obra!
¡Cómo no alabarte y
adorarte buen Dios! Tu amor y fidelidad son tan grandes que no alcanzamos a
valorarlos. Todo lo que nos pasa: bueno o malo ya está encasillado en el
propósito que tienes con cada uno de nosotros. Gracias porque así no lo
entendamos, somos la obra tuya que deseas impecable y brillante para mostrarle
al mundo tu poder y tu gloria. ¡Bendito eres Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario