sábado, 8 de julio de 2017

Ahora mi esperanza está puesta en Ti

Señor, mi corazón no es orgulloso, ni son altivos mis ojos; no busco grandezas desmedidas, ni proezas que excedan a mis fuerzas. 
Salmo 131:1.

Lectura: Salmo 131:1-3.  Versículo del día: Salmo 131:1.

MEDITACIÓN DIARIA

Quizá esta sea la oración tuya; pero también de pronto el Señor ha tenido que tratar contigo y ahora exactamente reconoces como David, que el orgullo y la grandeza quedaron atrás dando paso a la humildad: “Todo lo contrario: he calmado y aquietado mis ansias. Soy como un niño recién amamantado en el regazo de su madre. ¡Mi alma es como un niño recién amamantado!” (v. 2). ¡Cuántas cosas tiene que hacer el Señor por nuestro bien! Ahí entra en juego su disciplina y nos cuesta entenderla. Hablo por mi propia experiencia. Es que vivimos en un mundo lleno de prejuicios y de mentira. Siempre desde niños nos han hecho creer que el orgullo va de la mano con la dignidad y así no es. Se cree que entre más orgullo demostremos vamos a sentar mejor nuestras posiciones y ¡cómo estamos de errados! Por lo menos eso no es lo que dice la Palabra de Dios y nos toca escoger entre lo que nos enseña el mundo y lo que nos enseña Dios. Si escogemos por el lado de Dios como cristianos, nos toca aprender a bajar la cabeza no una ni dos ni tres veces: son innumerables veces y esto también duele. Pero así humildes, sin arrogancia nos quiere Dios.
Por eso el Salmista termina este pequeño Cántico dándonos el consejo de poner la esperanza en el Señor ahora y siempre (v. 3). El mensaje es para ti: pon tu esperanza en Dios.

Amado Señor: Si hago una retrospectiva de mi vida, puedo decirte con sinceridad cuánto has cambiado mi alma. Gracias porque sé que por el mismo amor derramado has tenido que tratar con mi orgullo. Tómame en tus brazos porque ahora soy como recién nacida y necesito tu calor y protección. ¡Mi esperanza está en Ti Papito Dios! ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: