Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza.
Salmo 130:5.
Lectura: Salmo
130:1-8. Versículo del día: Salmo 130:5.
MEDITACIÓN DIARIA
El Salmista aquí
angustiado como cualquiera de nosotros le clama al Señor pidiéndole que escuche
su voz suplicante. Tiene en cuenta que todos somos pecadores y sabe que si ha
caído, en él hay perdón (vv. 1-4).
Quizá en este momento
es agobiante la vida que llevas: no solamente cargas con lo tuyo, también el
ver al mundo caído, las noticias de terrorismo, crímenes, violaciones también
te abruman y ansías con toda tu alma que sea ya la Segunda Venida del Señor.
Eso está bien; pero no solo debemos esperar su nuevo regreso. Cada nuevo
amanecer debe de estar impregnado de una
nueva esperanza que llega, que nos trae nueva vida, de nuevas expectativas,
nuevas ilusiones y esto no lo podemos perder ni echar al vacío.
Romanos 5:5 dice: “Y
esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro
corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado”; y más adelante: “Alégrense en
la esperanza” (Romanos 12:12). Creo que siempre en el fondo de nuestro ser
surge una esperanza que nos da un nuevo respiro, un hálito de vida por difícil
que sea la situación. Busquemos al Dios
de la vida y en su Palabra pongamos nuestra esperanza viviente.
Amado Señor: Gracias
porque Tú encierras la esperanza de vivir: en Ti hay amor inagotable y plena
redención. Gracias por enseñarnos a esperar con alegría y por el Espíritu Santo
que nos has dejado como Consolador en nuestro corazón. ¡Eres bendito Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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