lunes, 2 de mayo de 2016

Hacernos un auto-examen


Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales sino como a inmaduros, apenas niños en Cristo. 
1 Corintios 3:1.

Lectura: 1 Corintios 3:1-23.  Versículo del día: 1 Corintios 3:1.

MEDITACIÓN DIARIA

La persona inmadura es la que aún no tiene bien definida su personalidad; no ha alcanzado el grado físico ni mental de la edad que tiene. Exactamente sucede con el cristiano inmaduro porque no actúa de acuerdo a lo que ha aprendido. Otras versiones lo definen entonces como el hombre carnal; el que conoce la Palabra de Dios pero no la obedece. El que un día le dijo al Señor Jesús que le entregaba el trono de su vida, pero después, nuevamente lo desplazó y se sentó él. Por eso dice el apóstol Pablo: “Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden todavía, pues aún son inmaduros.” (v. 2-3a). ¿Cómo sabemos si nuestro comportamiento es maduro (espiritual) o inmaduro (carnal)? Aquí está la respuesta: “Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se están comportando según criterios meramente humanos? (v.3b).  
Nos queda hacer una propia evaluación. Siendo sinceros con el Señor, auto-examinémonos: si hay mentira, envidia, discriminación, resentimiento y tal vez otros pecados que todavía están enraizados, somos inmaduros. Si también consideramos que solamente se le pueden entregar al Señor ciertas áreas, pero que hay otras que son intocables, estamos mal. “Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio” (v.18).  

Amado Jesús: Un día te dijimos que tomaras el trono de nuestra vida y que te aceptábamos como Señor y Salvador personal. Sin embargo, el mundo con sus afanes, los amigos, compañeros y hasta familiares poco a poco nos alejaron de ti y volvimos a lo mismo. Te pedimos perdón por ello. Te pedimos perdón porque no valoramos lo que era tenerte y saber que solamente Tú nos conoces y deseas lo mejor. Precioso Espíritu Santo, siéntate en el trono y sé nuevamente el eje central. Ven, llénanos con tu presencia. Te colocamos todas las áreas para que seas Tú gobernando completamente en ellas y guiándonos por la senda que nos tienes preparada para cumplir el propósito  en nuestras vidas. Gracias buen Dios. ¡Te amamos y damos toda la gloria a Ti!

Un abrazo y bendiciones.

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