martes, 17 de mayo de 2016

Las pruebas son bendición




En el crisol se prueba la plata y en el horno se prueba el oro, pero al corazón lo prueba el Señor. 
Proverbios 17:3.


Lectura: Proverbios 17:1-28.  Versículo del día: Proverbios 17:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Dios es experto en probar corazones y la fórmula perfecta que tiene para hacerlo son las aflicciones. Alguna vez te has puesto a pensar por qué Dios, pareciera que le gustara vernos en tribulación, porque llegan y llegan pruebas y uno le pregunta: ¿Hasta cuándo Señor, y de respuesta obtiene una más? Yo era una de las que pensaba exactamente así hasta que un día el Señor me enseño que si lo hacía era porque me amaba más de lo que yo podía imaginar y quería irme formando hasta pulirme y dejarme completamente aprobada para Él. “El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele” (1 Pedro 1:7). Además, siempre lo he dicho: si no fuera por esas benditas pruebas tal vez ni siquiera estaría escribiendo este devocional. Y sé que su trabajo continuará.
Al estar en aflicción pueden suceder solamente dos cosas: dar la espalda y decir no más; o voltearnos humildemente ante Dios y reconocer que por sí solos no somos capaces de soportarla y que necesitamos como nunca su ayuda. En definitiva, es la manera de estar más pegados de Dios. Les dejo para reflexionar, las mismas palabras el apóstol Santiago: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada” (Santiago 1:2-4).

Amado Señor: Bien sabemos que las pruebas no son fáciles de soportar pero gracias porque a través de ellas aumentas nuestra dependencia de Ti. Gracias por los momentos de aflicción que nos llegan porque es la única manera de saber que nuestra fe es digna de aceptación. Gracias porque sin las pruebas no estaríamos listos para recibirte como parte de tu Iglesia limpia y resplandeciente. Queremos esperarte  como merecedores de esa gracia que nos diste sin pedir nada a cambio. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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