viernes, 13 de mayo de 2016

Nuestro Dios Omnipotente



De repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: ¡Date prisa, levántate! Las cadenas cayeron de las manos de Pedro. 
Hechos 12:7.

Lectura: Hechos 12:1-19.  Versículo del día: Hechos 12:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Para el rey Herodes quien hizo arrestar a Pedro por congraciarse con los judíos, era inverosímil que después de haber ordenado su cuidado a tantos soldados y tenerlo atado, él hubiera podido salir de la cárcel (vv. 1-6). Sí, naturalmente era imposible; pero sobrenaturalmente, como hace Dios las cosas, no.
Todavía en nuestra época son muchos los que dudan de las manifestaciones de Dios en las vidas de personas que han sido especialmente sanadas tanto física como espiritualmente. El hombre que no ha conocido al Señor, que no es espiritual, no puede entender las cosas que son del Espíritu de Dios porque para él son locura y no las puede discernir (1 Corintios 2:14). Personalmente, no solamente con mi vida sino también en la de otros tantos, he visto milagros asombrosos. Creo en las manifestaciones de Dios con toda su eficacia y por eso doy fe de que mi Señor y Dios, es el Majestuoso Rey, Confiable, Fiel, Bondadoso, Misericordioso y Poderoso.
Nuestro Dios, no es cualquier dios, es el Dios verdadero y al que nada le queda grande. Nos corresponde como sus seguidores creerle primero que todo, enaltecerle, alabarle y adorarle, siempre con acción de gracias. Así que si estás pasando por una prueba muy grande, te invito a que lo busques, le creas y lo aceptes en tu corazón. Estoy segura que de una u otra manera te demostrará el gran amor que tiene por ti.

Amado Señor: Gracias porque eres el mismo ayer, hoy y por los siglos. Porque tu poder se sigue derramando no solo sobre los de tu Iglesia; también por tu infinita misericordia volteas los ojos hacia el inválido y menesteroso hombre que va por la calle sin rumbo conocido. Te ruego mi Señor que lo mires con la compasión y el amor que solo Tú sabes ofrecer para que se convierta, se sane y entre al reino celestial. ¡Te adoramos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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