lunes, 9 de mayo de 2016

Por tanta deferencia enséñanos a ser confiables




 
¿Acaso no saben que los creyentes juzgarán al mundo? Y si ustedes han de juzgar al mundo, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar casos insignificantes?  ¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos? ¡Cuánto más los asuntos de esta vida! 
1 Corintios 6:2-3.


Lectura: 1 Corintios 6:1-11.  Versículos del día: 1 Corintios 6:2-3.

MEDITACIÓN DIARIA

Quizá hemos pasado muchas veces por encima de esta lectura sin tener conciencia exacta de lo que nos dice. Nosotros, los creyentes, los santos del Señor vamos a sentarnos en los tronos celestiales para juzgar al mundo. Tanto en el Libro de Daniel como en el Apocalipsis se nos habla de lo mismo: “Entonces vino el Anciano y emitió juicio en favor de los santos del Altísimo. En ese momento los santos recibieron el reino” (Daniel 7:22); “Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar” (Apocalipsis 20:4). Así que ya sabemos que seremos los jueces del mundo y de los ángeles. ¡Una gran responsabilidad nos espera!
La Iglesia de Corinto tenía diversos problemas como pleitos entre hermanos, casos de inmoralidad, divisiones, falta de implantar la autoridad etc. El apóstol Pablo los exhorta para que todo litigio en medio de la comunidad sea resuelto entre ellos sin que éste les quede grande. Les hace reflexionar en el hecho de que si juzgaremos al mundo, entonces con mayor razón tenemos que ser capaces de resolver problemas sencillos o pequeños dentro de la Iglesia.
La lectura nos sirve de ejemplo para que en la Congregación donde asistimos no nos dejemos llevar por el chisme ni los juzgamientos a priori, y mucho menos por las divisiones. Oremos para que desde ahora empecemos a ponernos vestidos de lino fino y resplandeciente y estar acorde cuando venga nuestro Rey, para recibirlo como Él lo merece.

Amado Señor: Gracias por tus enseñanzas y porque nos has enaltecido de tal modo que permitirás que aun a los ángeles juzguemos. Enséñanos desde ahora a ser confiables ante Ti para que cuando nos llegue el tiempo de esa labor, podamos desarrollarla como Tú lo esperas.  ¡Gracias buen Dios por tanto amor hacia nosotros y tanta deferencia!

Un abrazo y bendiciones.
 

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