lunes, 23 de mayo de 2016

La libertad engrandece; el libertinaje envilece




Todo está permitido, pero no todo es provechoso. Todo está permitido, pero no todo es constructivo. 
1 Corintios 10:23.


Lectura: 1 Corintios 10:23-33. Versículo del día: 1 Corintios 10:23.

MEDITACIÓN DIARIA

Bueno, si es en cuestión de comida, vestido, hábitos y costumbres de quienes están al lado, no solamente tenemos que pensar en el ‘yo’; tenemos que ser bondadosos y misericordiosos con ellos y por el testimonio mismo nuestro, ofrecerles nuestra comprensión: “Que nadie busque sus propios intereses sino los del prójimo” (v. 14).
Ahora yo quisiera hablar algo más profundo sobre este versículo: en el Señor somos libres y Cristo vino a darnos precisamente esa libertad. Sin embargo, no podemos dejar que esa libertad que nos quitó el yugo del pecado, ahora se convierta en libertinaje. “El término 'libertinaje' se utiliza para hacer referencia a aquellas conductas y comportamientos considerados inmorales, que no respetan la ley y que tienen por objetivo la búsqueda del placer inmediato sin importar las consecuencias o el modo que tales conductas afectarán al resto de los miembros de la sociedad” (Definición ABC). En Cristo somos libres; libres para agradarle, para alabarle y adorarle. No podemos cambiar esa libertad por aquello que aunque se pueda hacer, nos traiga consecuencias. La libertad engrandece y el libertinaje envilece. Hay que avanzar en el resto del versículo: “pero no todo es constructivo”. Y cuando haya alguna indecisión sobre si hacerlo o no,  preguntarnos: ¿Me conviene?, ¿me edifica?
Hace tiempo me enseñaron que cuando tenga duda acerca de si algo es bueno o malo, me preguntara: ¿esto va a enaltecer al Señor?,  ¿el Señor lo haría?, ¿vale la pena hacerlo? Si somos sinceros muy seguramente llegaremos a la conclusión que mejor será no hacerlo. En el capítulo 6 de esta misma Carta dice: “Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien. Todo me está permitido, pero no dejaré que nada me domine” (v.12). Así que si no es para mi bien, si no me edifica, si no soy capaz de dominarlo, es porque no me sirve. Creo que aquí entra a jugar mucho el papel de un devocional pasado porque por más que nos sintamos firmes si le damos la oportunidad al enemigo, él gustoso nos hará caer.

Amado Señor: Desde el momento que te aceptamos en nuestras vidas, nos comprometimos a ser uno Contigo. No queremos dejarnos llevar por las cosas que el mundo nos ofrece para complacer la carne que aun mora en nosotros y defraudarte. Permite que tu Santo Espíritu nos inunde con su Presencia y nos llene del fruto del dominio propio para no caer y seguir siendo fieles a Ti. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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