sábado, 2 de abril de 2016

Un buen mantenimiento al rosal de nuestra vida




Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. 
Juan 15:2.


Lectura: Juan 15:1-8.  Versículo del día: Juan  15:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Cuando estamos atribulados es difícil entender el amor de Dios. Sabemos que tenemos que cumplir sus mandamientos a pesar de lo que nos esté sucediendo y lo hacemos. Entonces viene la confusión: lloramos, renegamos y hasta peleamos con Dios. Fijémonos lo que dice aquí el versículo: “toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía”. ¡Gloria a Dios porque nos poda! ¡Claro que duele!, pero es precisamente porque le hemos agradado, porque estamos dando buen fruto y el Señor desea que siempre nuestra vida sea una constante primavera.
Como en Colombia no hay estaciones y exactamente en Bogotá el clima es frío, yo recuerdo de manera especial a mi tía Magolita que amaba sus matas y tenía un lindo rosal en el jardín. Cada nada la veía cortándole por un lado y otro, además de quitarle hojas y ramas secas. Ella decía que de ese modo nunca dejaba ese rosal de darle bellas flores. Creo que así es Papito Dios con nosotros. Somos tan preciados para Él que está pendiente de quitar lo que nos está haciendo daño e ir podándonos aunque nos duela; más adelante, el Señor tendrá el resultado esperado: un fruto que perdure (v. 16).  
Digo que es difícil de entenderlo porque personalmente a mí me costó. Pues en general se piensa cuando cruzamos desiertos que el Señor ya nos olvidó; que su amor no lo vemos por ninguna parte o que no somos importantes para Él y fijémonos que es todo lo contrario: nos ama tanto, que no quiere dejarnos a un lado y que pasemos desapercibidos.
“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada” (Santiago 1:2-4).

Amado Señor: Te damos gracias porque solamente Tú sabes lo que nos está haciendo daño para desarraigarlo completamente de nuestras vidas. Gracias porque cada vez que nos podas, estás demostrando lo importante que somos para Ti y el deseo tuyo de vernos cada día más hermosos y agradables en tu presencia. ¡Gracias bendito Dios por tanto amor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: