sábado, 23 de abril de 2016

Es un reto y un mandato




Si tú no le hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. 
Ezequiel 3:18.


Lectura: Ezequiel 3:1-27. Versículo del día: Ezequiel 3:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Estas fueron las palabras directas de Dios al profeta Ezequiel, cuando le ordenó ir Tel Aviv, a orillas del rio Quebar, adonde estaban los israelitas exiliados. La Palabra de Dios es una sola y a veces no nos gusta lo que está escrito, pero no por eso, dejará de cumplirse. Sé que es muy duro este versículo y le preguntaba al Señor si debía escribir sobre él y el Espíritu Santo me hizo entender que si he venido hablando seguido de llevar el mensaje de salvación, no podía dejarlo por fuera por duro que me pareciera. Muchos dirán que es del Antiguo Testamento; que era exclusivo para el pueblo de Israel, etc., pero lo cierto es que está en su Palabra, y: “La suma de Tu palabra es verdad, Y eterna cada una de Tus justas ordenanzas” (Salmo 119:160 NBLH). Su Palabra va desde Génesis hasta el Apocalipsis y fijémonos que el versículo referido nos afirma que sus órdenes son eternas. Lo tomé de la Biblia para los hispanos porque estaba más explicativo. Así que no hay vuelta de hoja: está escrito y así es.
Es un duro llamado para nosotros los cristianos quienes tenemos la obligación de ir al pecador y con el mismo amor y misericordia dejada por el Señor Jesús, hacerle ver que necesita un Salvador, un Redentor para alcanzar la vida eterna. Si no lo hacemos, se nos pedirá cuentas al respecto, pero si cumplimos miremos lo que dice: “En cambio, si tú se lo adviertes, y él no se arrepiente de su maldad ni de su mala conducta, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás salvado tu vida” (v. 19 en la lectura).
El llamado es a obedecer el mandato del Señor Jesucristo, de ir por todo el mundo a cumplir la gran comisión (Mateo 28:19-20). Así que nosotros vamos; “El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera, que no oiga” (v. 27 en la lectura).

Amado Señor Jesús: Te pedimos perdón porque en muchas ocasiones nos ha faltado valor para hablarle al mundo de Ti; de lo que viniste a hacer por cada uno y del precio que ya pagaste por su rescate. Queremos obedecer tu Palabra e ir hacia el pecador para que tenga la oportunidad de arrepentirse; hacerle ver que deseas para él una nueva vida contigo y el derecho a la vida eterna que solamente Tú puedes ofrecer. Danos todo el poder de tu Santo Espíritu para que nos llenemos de su fortaleza y valentía y podamos en tu Nombre compartir el mensaje de las Buenas Nuevas de salvación. ¡Gracias bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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