Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.Romanos 10:17.
Lectura: Romanos
10:1-21. Versículo del día: Romanos
10:17.
MEDITACIÓN DIARIA
Muchos nos dirán: ¿Cuál
mensaje? ¿Cuál Palabra? Es el mensaje de las Buenas Nuevas directamente dado
por Jesús. El Señor Jesús vino a traernos el mensaje del reino de Dios. Estas
buenas noticias son el plan de Dios para la vida de cada persona. Estamos tan
acostumbrados a solo recibir de los medios de comunicación malas noticias, que
cuando nos hablan de buenas, ya no creemos. Pero es que en medio de tanta
maldad existente, se levanta glorioso Jesús para decirnos: “Ciertamente les
aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y
no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida” (Juan 5:24).
Sus primeros discípulos
nos trasmitieron este mensaje y luego Pablo después de su conversión, nos deja
muy claro lo siguiente: “Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si
confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo
levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para
ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo” (vv. 8-10).
El mismo Señor Jesús afirmó:
“Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a
todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Así que no hay
tiempo que perder. En el mismo capítulo del día, Pablo pregunta: “¿Acaso no
oyeron? ¡Claro que sí! «Por toda la tierra se difundió su voz, ¡sus palabras
llegan hasta los confines del mundo!»” (v. 18 en la lectura). No tienes excusa,
has escuchado el mensaje y lo único que te falta es confesar con tu boca que
Jesús es el Señor. Te invito a orar así:
Amado Jesucristo: Confieso
con mi boca y creo en mi corazón que moriste por mí y Dios te levantó de entre
los muertos. Te necesito y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor
y Salvador. Gracias por morir por mis pecados y darme vida eterna a tu lado. En
tu Nombre Jesús, amén.
Un abrazo y
bendiciones.
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