martes, 19 de abril de 2016

Sin ser piedra de tropiezo




Ahora bien, si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas con amor. No destruyas, por causa de la comida, al hermano por quien Cristo murió. 
Romanos 14:15.

Lectura: Romanos 14:1-23.  Versículos del día: Romanos 14:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Como tenemos la tendencia a criticar mucho, no deja de haber entre los cristianos quienes se creen con todo el derecho a prohibir una cosa y otra en los demás hermanos de la Iglesia. En cuanto a comidas y bebidas que era sobre lo que hablaba Pablo, es mejor callar y no reprochar: “Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano”. Y es que si nos ponemos a ver, lo que en unas culturas es lo más normal, en otras es un escándalo. Por ejemplo: Hay países en donde se toma con las comidas más vino que agua; e incluso porque es más barato como en los europeos. En otros se tiene la costumbre de tomar cerveza como en Alemania y así sucesivamente. Entonces si lo vemos, no escandalizarnos ni satanizarlos a ellos por esto.
Igual podemos decir con el vestuario y con el arreglo especialmente de la mujer, aunque he visto congregaciones que critican a un joven porque lleva su pelo largo o porque de pronto hasta le dio por colocarse un arete. Pienso que si los criticamos, deberíamos primero mirarnos por dentro nosotros mismos. Seguro que nos daremos cuenta que no somos más que la obra regeneradora de Dios en cada uno, porque defectos: ¡sí que los tenemos!, pero por la bendita misericordia del Señor, ahora somos diferentes. Si pensamos en el rey David, a él no le importó que lo criticara y despreciara su esposa Mical cuando feliz danzaba ante el Señor, vestido tan solo con un efod de lino (2 Samuel 6:14), porque entendía perfectamente que lo que le importaba era agradar a su Dios.
Cuidémonos de la murmuración; especialmente con los jóvenes. “Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación” (v. 19).

Amado Señor: Gracias porque Tú estás interesado en el corazón, en lo que hay en el interior de cada uno, y no en lo exterior. Enséñanos a no ser piedra de tropiezo para ningún hermano, sino más bien a compartir y edificarnos unos con otros, para que de este modo, los débiles en la fe sientan tu amor y bondad hacia ellos, sin rechazo de ninguna clase. ¡Gracias Señor por esta nueva enseñanza que nos regalas! ¡Te amamos y te bendecimos por siempre! “¡Aleluya!

Un abrazo y bendiciones.

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