En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.Juan 16:33b.
Lectura: Juan
16:17-33. Versículo del día: Juan
16:33b.
MEDITACIÓN DIARIA
Algo que los cristianos
debemos tener bien claro es lo que dice el versículo de hoy. Y digo que tenerlo
claro, porque infortunadamente ahora se predica a un Dios de como decimos en
Colombia: ‘casa, carro y beca’, cuando no es así. Es inconsistente con la
Palabra si nos dicen que conociendo al Señor o convirtiéndonos al cristianismo
todo saldrá color de rosa. Es una mentira. Primero que todo porque el Señor va
sacando de cada uno, aquello que nos hace daño y esto no es fácil, duele.
Segundo porque, siempre lo he dicho: si no fuera por las aflicciones que nos
llegan, no tendríamos cómo exaltar más su Nombre. Y tercero, porque por encima
de todo, está aquí escrito en su Palabra.
Tenemos la paz de Dios,
la fortaleza de Dios y la victoria de Dios; así que pueden llegar las
aflicciones que a pesar de…, nos gozaremos, porque tenemos al Espíritu del Señor
morando con nosotros; y tenemos su legado: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo
no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”
(Juan 14:27); además dice también su Palabra a través de Pablo y de Juan: “Y la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus
pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7); “Sin embargo, en todo esto
somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37); “porque
todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al
mundo: nuestra fe” (1 Juan 5:4).
Así que ya sabemos:
cuando estemos en aflicción regocijémonos porque con ella vienen muchas cosas
positivas que nos ayudan a crecer, fortalecer nuestra confianza en el Señor y
será un motivo más para glorificarlo a Él.
Amado Señor: Gracias
porque la vida contigo nos trae paz, fortaleza y victoria. Gracias porque en
todos los desiertos cruzados hemos podido encontrar la paz que sobrepasa todo
entendimiento y salir fortalecidos y airosos mostrando tu gloria para que los
del mundo también te conozcan. ¡Gracias por las aflicciones, buen Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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