viernes, 18 de marzo de 2016

Una esperanza ligada al arrepentimiento




Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. 
Romanos 5:20b.


Lectura: Romanos 5:12-21.  Versículo del día: Romanos 5:20b.

MEDITACIÓN DIARIA

Este versículo se convierte en mi aliciente y esperanza para mi país en medio de la tristeza y dolor patrio que siento por él. Colombia es una nación donde el narcotráfico, los grupos alzados en armas, la delincuencia común y la corrupción han hecho de las suyas y ante el mundo no es nada recomendable visitar. Siento como si el dedo acusador se posara para señalarlo; pero a la vez, siempre he tenido en mente que precisamente el Señor vino fue por los pecadores, y es donde recuerdo que como abunda el pecado, la gracia se derramará aún más. Que somos señalados por la maldad, pero en un tiempo no muy lejano, seremos lugar de paz, de descanso y de esperanza, tanto para nacionales como para extranjeros.
Creo que la carga de orar constantemente por mi país debería ser por lo menos de todos los cristianos. Aquí juega un papel muy importante lo que dice 1 Crónicas 7:14: “si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra”. ¿Queremos una mejor nación? En vez de criticar tanto, pongámonos en la tarea de humillarnos, buscar al Señor y abandonar la mala conducta. Fijémonos que la orden es para nosotros los cristianos porque somos el pueblo que lleva su Nombre, pero que sin embargo no actuamos como lo que decimos que somos. Nos corresponde orar todos los días por esa tierra que es nuestra y cambiar nuestra actitud. Si lo hacemos, hay una promesa incluida: perdonaré su pecado y restauraré su tierra”.
Bueno, esto es aplicable para todos. Creo que independientemente de donde seamos, cada uno desea ver a su país en la cabeza, no en la cola.

Amado Señor: Oro de manera especial hoy por mi patria Colombia. Tú más que nadie estás al corriente de todo el pecado que abunda, pero también confío en tu infinita misericordia. Te imploro porque seamos nosotros los cristianos, los primeros en reconocer lo que estamos haciendo mal. Que exista el deseo de ser testimonio viviente y fuente de bendición para que los que no te conocen también dejen su mal camino y se conviertan a ti. Gracias por la promesa que tienes de restaurar esa tierra y permitir que la gracia sobreabunde allí. Y gracias bendito Señor por escuchar esta plegaria.

Un abrazo y bendiciones.

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