lunes, 7 de marzo de 2016

Hay que buscarlos y llevarles el mensaje de Jesús




Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. 
Romanos 1:18.


Lectura: Romanos 1:8-32.  Versículo del día: Romanos 1:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Quizá nunca había entendido bien este pasaje de la Biblia. Ahora entiendo que el hombre por no buscar a Dios se apartó completamente de sus reglas y leyes haciendo su propia voluntad y rebelándose contra Él. Esta misma indiferencia lo ha llevado a cometer toda clase de injusticias y apostasías y la brecha cada día se fue abriendo más y más hasta el punto que se colmó la copa. “Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros” (v. 24); o sea: el pecado trajo más pecado. “Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión” (vv. 26-27). Esto es exactamente lo que estamos viviendo actualmente.
Sin embargo Dios es tan compasivo y misericordioso que está dispuesto a perdonar siempre y cuando haya un arrepentimiento. Jonás fue enviado por Dios a Nínive para proclamar que la ciudad sería destruida por la maldad de su gente. Ellos le creyeron a Dios, declararon ayuno y se vistieron de luto en señal de arrepentimiento. “Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado” (Jonás 3:10). Dejemos claro que Dios ama al pecador pero no acepta el pecado. Igual, que no hay pecado por grande que sea, que Dios no perdone, siempre y cuando haya una actitud sincera y genuina de parte del hombre pecador. Bajo esta condición, somos nosotros los que ya conocemos de Dios quienes tenemos que ir a pregonar el mensaje de Jesús, para que se arrepientan y alcancen la salvación.
Nosotros también debemos amar a todos por igual sean adúlteros, homosexuales, asesinos, secuestradores etc. Tenemos que diferenciar bien: una cosa es amarlos y tolerarlos, y otra aceptar su pecado. Es nuestra gran responsabilidad buscarlos y llegar a ellos.

Amado Señor: Gracias por tu Palabra y el mensaje de amor que nos enseñas a través de ella. Tú no viniste por los justos porque además no había ni siquiera uno. Viniste por los pecadores y ante Ti, todos lo somos; solamente que ahora tu preciosa sangre nos ha limpiado de todo pecado y justificado gratuitamente por tu gracia. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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