Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad.Romanos 1:18.
Lectura: Romanos
1:8-32. Versículo del día: Romanos 1:18.
MEDITACIÓN DIARIA
Quizá nunca había
entendido bien este pasaje de la Biblia. Ahora entiendo que el hombre por no
buscar a Dios se apartó completamente de sus reglas y leyes haciendo su propia
voluntad y rebelándose contra Él. Esta misma indiferencia lo ha llevado a
cometer toda clase de injusticias y apostasías y la brecha cada día se fue
abriendo más y más hasta el punto que se colmó la copa. “Por eso Dios los
entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual,
de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros” (v. 24); o sea: el
pecado trajo más pecado. “Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas.
En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van
contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales
con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros.
Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el
castigo que merecía su perversión” (vv. 26-27). Esto es exactamente lo que
estamos viviendo actualmente.
Sin embargo Dios es tan
compasivo y misericordioso que está dispuesto a perdonar siempre y cuando haya
un arrepentimiento. Jonás fue enviado por Dios a Nínive para proclamar que la
ciudad sería destruida por la maldad de su gente. Ellos le creyeron a Dios, declararon
ayuno y se vistieron de luto en señal de arrepentimiento. “Al ver Dios lo que
hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de
parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado” (Jonás 3:10).
Dejemos claro que Dios ama al pecador pero no acepta el pecado. Igual, que no
hay pecado por grande que sea, que Dios no perdone, siempre y cuando haya una
actitud sincera y genuina de parte del hombre pecador. Bajo esta condición,
somos nosotros los que ya conocemos de Dios quienes tenemos que ir a pregonar
el mensaje de Jesús, para que se arrepientan y alcancen la salvación.
Nosotros también
debemos amar a todos por igual sean adúlteros, homosexuales, asesinos,
secuestradores etc. Tenemos que diferenciar bien: una cosa es amarlos y
tolerarlos, y otra aceptar su pecado. Es nuestra gran responsabilidad buscarlos
y llegar a ellos.
Amado Señor: Gracias
por tu Palabra y el mensaje de amor que nos enseñas a través de ella. Tú no
viniste por los justos porque además no había ni siquiera uno. Viniste por los
pecadores y ante Ti, todos lo somos; solamente que ahora tu preciosa sangre nos
ha limpiado de todo pecado y justificado gratuitamente por tu gracia. ¡Te
amamos Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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