lunes, 21 de marzo de 2016

Como verdaderos instrumentos de justicia




No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia. 
Romanos 6:13.


Lectura: Romanos 6:1-14.  Versículo del día: Romanos 6:13.

MEDITACIÓN DIARIA

Antes de conocer a Dios vivíamos guiados por la naturaleza pecaminosa; ahora con Cristo que somos nuevas creaciones, lo viejo tiene que quedar atrás y permitir que sea el Espíritu Santo quien vaya haciendo su obra regeneradora en cada uno. Tenemos que disponernos para dejarnos guiar: “Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría” (Colosenses 3:5). ¿Cómo debemos presentarnos ante Dios? “Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).
Presentarnos limpios, sin tener nada de qué avergonzarnos; pero no olvidemos otro miembro al cual no le ponemos atención, pero que es uno de los más importantes: la lengua. Y si vemos ¡con ésta sí que cometemos injusticias! Nos dejamos llevar por ella y criticamos, calumniamos, hasta blasfemamos o maldecimos cuando la ira nos domina. “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Romanos 12:1);
¡Ay Dios! A veces creemos que no tenemos nada en qué cambiar y el Señor nos pone a digerir su Palabra minuciosamente para que no nos enaltezcamos y nos demos cuenta de cuánto nos falta todavía. “Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado” (Romanos 12:3). Comportémonos como verdaderos instrumentos de justicia.

Amado Señor: Queremos presentarte todos los miembros de nuestro cuerpo, incluyendo nuestra lengua, de manera que sean olor fragante para Ti. Deseamos ser agradables ante tus ojos, sin esconder ni avergonzarnos de nada, para llevar bien en alto el nombre que profesamos como conocedores de la gracia de Dios, transformados de la muerte a la vida. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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