martes, 8 de marzo de 2016

Creerle por convicción y no por necesidad



Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús. 
Juan 6:29.

Lectura: Juan 6:25-59.  Versículo del día: Juan 6:29.

MEDITACIÓN DIARIA

La multitud seguía a Jesús después de haber multiplicado los peces y el pan, pero como les dijo: “Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse” (v. 16), Definitivamente el corazón del hombre es incomprensible y duro. Esta gente que lo siguió y pasó al otro lado del río para buscarlo, se maravillaron y lo halagaron cuando con cinco panes y dos peces alimentó a cinco mil personas; sin embargo no le creen que sea el enviado del Padre: “¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? —insistieron ellos—“ (v. 30). Y con la paciencia que suele demostrarnos siempre, Jesús les enseña: “El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. —Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan.  —Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed” (vv. 33-35).
Jesús vino a cumplir la voluntad del Padre y darse a conocer a través de su ministerio aquí en la tierra: “Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final” (v. 39). Pero a pesar de señales, maravillas y prodigios realizados, ni ellos  en ese tiempo le creyeron, como sucede igual ahora. O sea, se cree de inmediato porque hay una necesidad pero muy pronto cuando ya se obtiene lo pedido, rápidamente se olvidan de Él.  Por eso hay un versículo en la Biblia que dice: “cuídate de no olvidarte del Señor, que te sacó de Egipto, la tierra donde viviste en esclavitud” (Deuteronomio 6:12).
Hay que reconocer que Jesús es el Hijo de Dios que vino a salvarnos; de lo contrario no podemos tener la bendita esperanza de una vida eterna a su lado. Hay que creerle sin peros ni condiciones, y tener presente que su obra fue perfecta hasta el punto de dar su vida por nosotros. ¿Cómo no adorarle y rendirle sacrificios de gratitud por siempre?
Amado Señor Jesús: Gracias por tu obra redentora en la cruz. Pon en cada una de las personas que leen y siguen este devocional, la convicción de lo que viniste a hacer por cada uno para que crean tus palabras y se conviertan a Ti. No existe otro camino para llegar al Padre; Tú eres el único camino, la única verdad y la única vida. ¡Gracias buen Señor!
Un abrazo y bendiciones,
Dora C.

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