Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: ¡Abba! ¡Padre!Romanos 8:15.
Lectura: Romanos
8:1-17. Romanos 8:15.
MEDITACIÓN DIARIA
La manera como nos
dirigimos a nuestro padre terrenal, demuestra por un lado el cariño que le
tenemos y por otro la confianza que él nos da y que le retribuimos. Igualmente
sucede con nuestro Padre celestial. ¿Cómo nos dirigimos a Él? La palabra ‘Abba’
significa en arameo ‘Papito’ o ‘Papito lindo’. Se dice también que era la
palabra formada por los labios de niños muy pequeños y que implica una
confianza total.
Dios nuestro Padre
desea que hablemos con Él de la manera más sencilla pero sincera. Él se
regocija cuando no solamente nos dirigimos para pedirle y pedirle sino cuando
en realidad entablamos una conversación amena y le contamos nuestras cosas
sabiendo que agacha su cabeza para escucharnos. Por eso es necesario alabarle,
adorarle, reírnos y llorar a su lado. ¿Es que si no lo hacemos con Él tan
abiertamente, con quién más podremos?
Pidámosle a nuestro
buen Padre, que nuestra oración se convierta en la mejor charla que podamos
tener juntos.
Papito Dios: Por si
nunca te lo hemos dicho, eres el mejor Papito del universo. Queremos hablar
contigo con entera franqueza y ser conscientes de que estás ahí, a nuestro
lado, gozándote de tenernos como tus hijos. No te queremos defraudar. Enséñanos
a escuchar a tu Espíritu para que en verdad nos comportemos como hijos tuyos
que somos, y no hacerte quedar mal delante de los hombres. ¡Gracias Papito
lindo!
Un abrazo y
bendiciones.
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