Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad.Jeremías 31:3.
Lectura: Jeremías
31:1-6. Versículo del día: Jeremías
31:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Son indiscutibles estos
dos atributos de Dios: el amor y la fidelidad. Así es. Tanto nos amó, que no le
importó darnos a su Hijo para que muriera en nuestro reemplazo (Juan 3:16), nos
muestra su amor sabiendo aún que éramos pecadores (Romanos 5:8). Entonces no
creamos que fuimos nosotros quienes buscamos su amor: “Nosotros amamos a Dios
porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
Ahora su fidelidad.
Como dice la canción: ¡es incomparable! Va de generación en generación
(Deuteronomio 7:9), y aunque nosotros no le seamos fieles, Él sigue siéndolo: “si
somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo” (2
Timoteo 2:13). Es hermoso saber que a pesar de ser como somos y que no estamos
exentos de pecar, Dios sigue a nuestro lado.
Todos pasamos desiertos
difíciles de transitar y es aquí cuando el enemigo aprovecha para hacernos
dudar del amor y la fidelidad de nuestro Dios. No podemos dejar que nuestra fe
empiece a tambalear porque esto es darle la razón a Satanás. Recordemos que él
es el padre de la mentira; Dios es nuestro Padre Celestial y en Él todo es
verdad. Su fidelidad y su amor son inmutables
Amado Señor: Gracias
porque Tú no cambias. Nos cuesta trabajo creerlo porque en nuestra naturaleza
carnal somos ambivalentes:
unos días nos dejamos llevar por la alegría y otros por la tristeza. Sin
embargo Tú siempre eres el mismo y tu amor y fidelidad no se hacen esperar. Gracias
porque un día nos llevarás a la perfección y entenderemos claramente lo que ha
significado tu soberanía en nosotros, llena de tu amor y fidelidad. ¡Te amamos
Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario