miércoles, 9 de marzo de 2016

¡Cuidado! Podemos caer en lo mismo




Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas. 
Romanos 2:1.


Lectura: Romanos 2:1-11.  Versículo del día: Romanos 2:1.

MEDITACIÓN DIARIA

Somos muy rápidos en juzgar al prójimo y ponerles el dedo acusador. El Señor dijo que no juzgáramos para no ser juzgados. Muy fácilmente se nos olvida y caemos sutilmente en este pecado. Infortunadamente, siempre estamos listos para ver la paja en el ojo ajeno, sin darnos cuenta de la viga que está en el nuestro (Mateo 7:1-5).  No podemos creernos infalibles porque todos caemos y cuando se trata de criticar y murmurar estamos listos. Nos olvidamos de nuestros defectos y acusamos, sin darnos cuenta que tal vez los nuestros son iguales o quizá peores. Por eso dice el versículo que “al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas”; y algo muy importante: “quienquiera que seas”.
Dios nos conoce perfectamente y desea que cambiemos de actitud. Si nos es muy difícil manejar esta área de nuestra vida, entreguémosela completamente al Señor para que Él vaya sanándola, perdonándonos y limpiándonos.
Meditemos en el versículo del día y más bien practiquemos lo que dice Gálatas 6:1: “Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado” (Gálatas 6:1). Restaurarlos con actitud humilde, cuidándonos para no caer en lo mismo.

Amado Señor: Reconocemos que somos ligeros al hablar y criticar a otros. Te rogamos que perdones nuestra falta y nos enseñes a examinarnos antes de proferir palabra alguna, tildando y acusando a los que nos rodean, o aun a los que están lejos y que tal vez no tienen ni siquiera relación con nosotros, pero que sin embargo nos creemos con autoridad para criticarlos. Saca Señor toda actitud de prepotencia y de altivez de nuestros corazones y permite que nos dejemos guiar por tu Santo Espíritu quien nos regala el fruto del amor, la bondad y mansedumbre. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: