sábado, 28 de noviembre de 2009

Verdad y misericordia

Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios.

Salmo 146:5.

Lectura diaria: Salmo 146:1-10. Versículo del día: Salmo 146:5.

ENSEÑANZA

Creo que hace más de un año escuché una predicación sobre este Salmo y lo cogí como modelo para lo que deseo sea la misión en la Fundación, por lo tanto en mis devocionales tomé por costumbre orar porque se cumpla. Para esto, he aprendido primero que todo a poner mi confianza y esperanza en el Señor mi Dios. Le pido que jamás se me olvide de dónde me ha sacado para que de esta manera yo también pueda ponerme en los zapatos de quienes necesitan ayuda. Hay varios parámetros que considero importantes como los siguientes: minimizar las cargas del oprimido; enseñar labores técnicas para que se mejore la calidad de vida y con esto puedan sustentar a sus familias de manera digna; sostener a los agobiados, viudas y huérfanos; y dar protección al extranjero. Esto en resumen es brindarles el pan cotidiano, pero existe algo muy importante para mí y no puedo pasarlo inadvertido y es también ofrecerles el pan espiritual, para que los ciegos y cautivos espiritualmente puedan gozar de las ricas bendiciones que Dios tiene para quienes le buscan y le aman. Quizá, no todos tengan este sentir de crear una Fundación, pero sí se puede lograr mucho con lo que esté al alcance. Todos en un momento dado tenemos la capacidad de entregar algo de lo nuestro para aquel que no posee nada. Simplemente es poner un granito de arena para hacer parte de la solución y no agravar más los problemas. El Señor no se queda con nada guardado y su Palabra dice que: “Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor” (Proverbios 19:17); además quien sabe hacer el bien y no lo hace peca (Santiago 4:17); por eso, “siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos” (Gálatas 6:10). Aprendamos a compartir la verdad y la misericordia por igual.

Un abrazo y bendiciones.

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