martes, 10 de noviembre de 2009

Dioses vanos

La gloria, Señor, no es para nosotros; no es para nosotros sino para tu nombre, por causa de tu amor y tu verdad.

Salmo 115:1.

Lectura diaria: Salmo 115:1-11. Versículo del día: Salmo 115:1.

ENSEÑANZA

Nosotros tenemos que ufanarnos de poseer al Gran Dios, al Gran “Yo soy”. El creador de los cielos y la tierra. Cuando nos dirigimos a Él, sabemos que nos escucha, porque es un Dios vivo, no creado por manos humanas y quien puede hacer lo que le parezca (verso 2). El salmista nos recuerda a través de esta lectura la diferencia que hay entre el Dios verdadero y los dioses creados por el hombre; muy bien los describe: “Tienen boca, pero no pueden hablar; ojos pero no pueden ver, tienen oídos, pero no pueden oír; nariz, pero no pueden oler; tienen manos, pero no pueden palpar; pies, pero no pueden andar; ¡ni un solo sonido emite su garganta!” Versos 5-7. Recordemos que Dios es un Dios celoso y prohíbe la idolatría con todo rigor como una especie de adulterio (Jeremías 2:32). Así como el pueblo de Israel se encontró con innumerables dioses que los desviaron del camino correcto por no haberlos eliminado completamente, puede sucederle a los cristianos cuando nacen de nuevo y no se apartan de la idolatría; es muy fácil dejarse llevar por la corriente especialmente en América Latina, donde la historia ha estado tan arraigada a la idolatría y a la santería. Al único Dios que debemos adorar es a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. “Ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios” (Romanos 14:11); “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:10-11). Así no lo creamos, llegará el momento en que todos reconocerán a Dios, como el único Dios verdadero y los dioses falsos, seguirán siendo eso: inexistentes y vanos. Tengamos cuidado con esto, por más lindo que nos parezca el muñequito, es solamente un muñeco en forma de niño o de adulto, labrado por humanos y no debemos postrarnos ante él, porque es simplemente una imagen. Ante Dios estamos cometiendo adulterio, dejando lo verdadero para adorar lo falso.

Un abrazo y bendiciones.

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