lunes, 23 de noviembre de 2009

El Señor cumplirá su propósito

El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!

Salmo 138:8.

Lectura diaria: Salmo 138.1-8. Versículo del día: Salmo 138:8.

Si entendiéramos que somos creación de Dios, quizá valoraríamos más nuestras vidas y le hallaríamos el verdadero sentido a la existencia. No vinimos al mundo porque quisimos sino porque en el diseño divino ya estábamos programados para ser parte especial y tener una relación de carácter personal con Dios. Teniendo en cuenta su soberanía sobre nosotros, los acontecimientos, tiempos y lugares, se puede decir que Él cumple sus designios tal cual los ha planificado y no podemos escapar a su obra redentora, realizada a través de Jesucristo de manera gratuita e inmerecida. Hombres y mujeres tenemos un propósito. Tal vez no lo hemos encontrado pero a diario debemos preguntarle a Dios cuál es el proyecto de vida que nos tiene y buscarlo arduamente sin desmayar ni descansar hasta lograrlo. Puede suceder que tanto la adversidad como la felicidad nos alejen de ese propósito, y no le permitamos a Dios revelarnos su meta terrenal trazada para nosotros. Cuando le entregamos nuestra vida al Señor Jesús, lo ponemos a Él como cabeza y líder y depositamos toda nuestra fe y confianza para que Él haga de nosotros el vaso adecuado. El Señor como buen alfarero no desea dejarnos con imperfecciones sino que a diario nos pule y limpia para que llegado el momento podamos lucir resplandecientes y continuar la obra asignada. Si en estos momentos estás pasando por circunstancias difíciles y no le hallas sentido a tu vida, recuerda que la mano de tu divino Artesano te está lijando porque el tiempo de completar su obra en ti, está por llegar. “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” (Romanos 8:28). ¡Señor: no abandones esta obra que has estado afinando! ¡Son tus manos prodigiosas las que trabajan en ella para perfeccionarla, completarla y entregársela a las generaciones venideras para la honra y gloria tuya! Amén.

Un abrazo y bendiciones.

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