domingo, 15 de noviembre de 2009

La autoridad

Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él.

Romanos 13.1.

Lectura diaria: Romanos 31:1-7. Versículo del día: Romanos 13:1.

ENSEÑANZA

Si tuviéramos claro este versículo, nos sería más fácil someternos a las autoridades; pero como creemos que Dios no tiene nada que ver en cuanto al ejercicio de ésta en la tierra, nos pasamos por encima de todo lo que se llama autoridad. Actualmente, es uno de los problemas difíciles de afrontar en medio de las generaciones jóvenes, los cuales cada día, hacen más dispendiosa la tarea de impartir el mando. Todas las autoridades proceden del Juez que demanda justicia de todos. En el nuevo Testamento, vemos lo que Dios demanda de nosotros respecto a la autoridad en cuanto a esposos e hijos (Cristo-esposo-esposa-hijos. Efesios 5:21-6:3) y obreros (Cristo-amo-siervo. Efesios 6:5-7); siempre teniendo en cuenta que lo hacemos como para el Señor. Además Pablo nos insta: “todos deben someterse a las autoridades públicas”. Esto significa cumplir a cabalidad lo que nos corresponde como ciudadanos. Debemos dar ejemplo con nuestros impuestos y contribuciones, e incluso nos exhorta a entregarle respeto y honor a quien lo merece (verso 7). Sin embargo, qué triste es ver que aún los niños se enfrentan a padres, profesores, policías, etc. sin el menor reparo en su vestidura y esto sucede porque el ejemplo de los mayores se les ha quedado grabado; por ejemplo si hay un aviso de “no parqueo” ese aviso es autoridad; e igualmente sucede con el semáforo, es una autoridad, pero, ¿cuántas veces los adultos hacen caso omiso de ellos? Desafortunadamente los pequeños que están al tanto de lo que hacen sus padres, lo copian rapidito y después si nos lamentamos porque ellos ni siquiera nos respetan como sus progenitores. “Así que es necesario someterse a las autoridades, no sólo para evitar el castigo sino también por razones de conciencia” (verso 5). En mi Iglesia se menciona mucho una frase: “un buen cristiano, será un buen ciudadano”. Si de verdad somos cristianos, demos testimonio de ello; y si hasta ahora nos ha costado someternos a nuestras autoridades, pidámosle perdón a Dios y empecemos a practicar el acatamiento a ellas.

Un abrazo y bendiciones.

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