jueves, 5 de noviembre de 2009

Recordando lo difícil para reconocer el mérito de Dios

No se te ocurra pensar: Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos.

Deuteronomio 8:17.

Lectura diaria: Deuteronomio 8:1-20. Versículo del día: Deuteronomio 8:17.

ENSEÑANZA

Moisés como líder le enseña al pueblo de Israel a reconocer la bondad y el amor de Dios por ellos. Lección de la cual también nosotros debemos aprender, así hayamos pasado el desierto más árido y seco porque al igual que a ellos, puede suceder que el Señor esté dándonos una lección. Por eso su Palabra nos dice: Recuerda todos estos años que el Señor te llevó por todo el camino del desierto y te humilló y te puso a prueba para conocer lo que había en tu corazón y ver si cumplirías o no sus mandamientos. Reconoce la disciplina del Señor, cumple sus mandamientos, témelo y sigue su camino, porque Él te conduce a una buena tierra, con arroyos y fuentes de agua con manantiales, tierra de trigo y de cebada; de viñas y olivares, de higueras y granados; miel y olivares. Tierra donde no escaseará el pan y nada te faltará. No te olvides de alabar al Señor por esa tierra buena que te ha dado o la que pronto te dará. Y cuando hayas comido y te hayas saciado; cuando hayas edificado casas y multiplicado tus ganados, no te vuelvas orgulloso, ni olvides al Señor que te sacó de Egipto donde fuiste esclavo y menos se te ocurra pensar que esa riqueza es fruto de tus manos, de tu poder y de tus fuerzas (versos 2-17), porque ha sido Dios quien te ha dirigido a esa tierra fructífera y quien te ha dado el poder y la vida para que la empieces a disfrutar. Definitivamente las gravillas se siembran con llanto pero se recogen con alegría. Que nunca se nos olvide de dónde nos sacó el Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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