miércoles, 17 de junio de 2009

Yo el Señor omnipotente, afirmo que yo soy su Dios y que ustedes son mis ovejas

Y afirmo también que yo soy su Dios, y que ustedes son mis ovejas, las ovejas de mi prado.

Ezequiel 34:31.

¡Qué lindo! Nosotros somos la ovejas del prado del Señor y Él nuestro gran pastor, que las cuida y da la vida por ellas. Dice el Señor en Ezequiel, que hará un pacto de paz para desaparecer las bestias feroces y sus ovejas puedan apacentar tranquilas en el desierto y dormir tranquilas en los bosques. Innumerables promesas nos regala nuestro Dios, aquí en Ezequiel. Como ovejitas, quizá sin pastor que nos guíe, nos cuide y nos defienda, andamos muchas veces extraviados. Pero no importa, pertenecemos al rebaño mayor y si no tenemos un líder a nuestro lado, el Señor se levanta y nos anima a continuar por verdes prados donde seamos fuente de bendición. Nos mandará la lluvia oportuna para refrescarnos. Los árboles darán su fruto y viviremos seguras en nuestra propia tierra (Ezequiel 34:25-27).

¿Sientes que estás en un desierto y no sabes para dónde coger? No interesa, mira cuántas promesas tiene para ti, tu amoroso pastor. No te desanimes, pronto llegará Él para librarte de las garras del devorador y del yugo de los tiranos. “Y cuando yo haga pedazos su yugo y las libere de sus tiranos, entonces sabrán que yo soy el Señor”. Verso 27b.

Y lo que sigue: “Ya no volverán a ser presa de las naciones, ni serán devoradas por las fieras. Vivirán seguras y nadie les infundirá temor. Les daré una tierra famosa por sus cosechas. No sufrirán hambre en la tierra, ni tendrán que soportar los insultos de las naciones” Versos 28 y 29. ¿Te das cuenta? ¿Cuáles pueden ser esas naciones o esas fieras que asolan tu vida? ¿Crisis económica, enfermedades, crisis sentimental, crisis espiritual? Recuerda que Satanás, anda como león rugiente buscando a quien devorar. Él jamás se va a cansar de poner tropiezos en el camino, pero gracias a Dios, que nuestro Buen pastor, está ahí, listo a rescatarnos y vendarnos las heridas dejadas por ese intruso. Nos tomará en sus brazos y con el amor que solamente Él puede dar, nos volverá al redil, donde descansaremos en verdes y fructíferos pastos. El buen pastor, que da la vida por sus ovejas, tiernamente te dice:

“No tengas miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darte el reino”.

Un abrazo y bendiciones.


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