lunes, 29 de junio de 2009

Y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero

Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero.

Gálatas 4:7.

El apóstol Pablo nos recuerda en este capítulo de Gálatas que al igual que Isaac, entramos a formar parte de la promesa (Gálatas 4:28). Fuimos adoptados como sus hijos y si ya somos hijos, Dios envía a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama ¡Abba! ¡Padre! Así como un hijo terrenal, puede acercarse a su padre y decirle “papi” o “papito”, nosotros también podemos dirigirnos a nuestro “Papito celestial”, porque eso es lo que significa “Abba”. Bueno, si somos hijos ya no somos esclavos y somos también herederos (Gálatas 4:5-7). Tal vez, nosotros no alcancemos a darnos cuenta de la magnitud que encierra ser hijos de Dios y por eso, pocas veces o nunca nos acercamos a nuestro “Papito Dios” con la confianza y la tranquilidad de saber que como buen padre, nos escucha y desea lo mejor; tampoco nos apropiamos de lo que tenemos como herencia.

¿De qué somos herederos? El patrimonio de Israel ha pasado en su totalidad a los cristianos por intermedio de Cristo. Jesús, ha sido constituido por Dios en heredero de todas las cosas, luego los creyentes, como hijos de Dios, somos herederos de Dios mediante Jesucristo. Entonces, somos herederos en primer lugar, del reino de Dios: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo”. Mateo 5:34; herederos de la tierra: “Dichosos los humildes porque recibirán la tierra como herencia”. Mateo 5:5; herederos de la salvación. Hablando de Jesucristo dice: “Así llegó a ser superior a los ángeles en la misma medida que el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos”. Hebreos 1:4; herederos de la bendición: “más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición”. Hebreos 3:9b. Herederos de la gloria: “Y si somos hijos, somos herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria”. Romanos 8:17; y herederos de la incorrupción: “Les declaro, hermanos, que el cuerpo mortal no puede heredar el reino de Dios, ni lo corruptible puede heredar lo incorruptible”. 1ª. Corintios 15:50.

Además de todo esto, recordemos que entre nosotros no debe haber pobres porque el Señor nos colma de bendiciones en la tierra que nos da como herencia (Deuteronomio 15:4). El apóstol Santiago dice que no tenemos porque no pedimos y cuando pedimos lo hacemos mal. Si ya conocemos los derechos que tenemos como hijos, dirijámonos a nuestro “Papito celestial” con la seguridad que nos proveerá lo mejor.

Un abrazo y bendiciones.

Bibliografía: Diccionario Ilustrado de la Biblia

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