martes, 16 de junio de 2009

En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios

En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.

2ª. Corintios 6:20.

Como embajadores de Cristo, nuestra misión es presentar el Evangelio a cuantos más podamos. Es una responsabilidad grande, la cual no debemos evadir. Dios dice lo siguiente: “Cuando yo le diga al malvado: “¡vas a morir!”, si tú no le adviertes que cambie su mala conducta, el malvado morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su sangre”. Ezequiel 33:8. Así que si tú sabes hacer lo bueno y no lo haces, pecas. Muchísimas personas creen que supuestamente son buenas y no necesitan de un salvador. La Biblia nos enseña que todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23), y que no hay justo, ni siquiera uno. No hay quien haga lo bueno ¡no hay uno solo! (Romanos 3:10 y 12).

El problema es que siempre se ve el error en los demás, pero no aceptamos los propios. Creemos que el que anda mal, es el de al lado. Pero si así fuera, ¿no crees que no habría tanta violencia, ni tanto hogar destruido? Recuerdo que hace muchos años, le compartí a una señora que ni siquiera conocía y al terminar y ella aceptar al Señor en su vida, me confesó que iba precisamente en camino para suicidarse porque tenía muchos problemas. Cuando tú compartes, ¿cuántas vidas estás librando de las garras de Satanás? Tu misión es compartir y si la persona no acepta ya no es problema tuyo, pero tú ya has sido obediente al mandato de Jesús.

Para ti, que quizá te encuentras en crisis y sin rumbo te digo que no dejes pasar más tiempo. Dios quiere ayudarte y te ama tanto que dio a su propio Hijo por ti. Si deseas, en este momento podemos orar:

Padre Celestial: Gracias porque me reconciliaste contigo a través de Jesucristo, quien vino a morir por mis pecados. Señor Jesús, nunca te había dicho con mis labios que acepto el sacrificio hecho por mí en la cruz. Hoy te lo digo y deseo que entres a morar conmigo. Toma mi vida y hazme la persona que tu quieres que yo sea. En tu nombre Jesús, amén.

El Señor te dice: “En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé”. Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación! 2ª. Corintios 6:2.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: