miércoles, 24 de junio de 2009

Te basta con mi gracia

Pero él me dijo: Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.

2ª.Corintios 12:9.

El Diccionario Bíblico, define la gracia como la magnanimidad o generosidad de Dios hacia nosotros, seres rebeldes y pecadores. La gracia posibilita la fe que es la respuesta agradecida a la iniciativa de Dios. La fe es la aceptación de la gracia de Dios, pero ésta no es provocada por aquella, pues es don de Dios para salvación (Efesios 2:8). Esto es simplemente, que recibimos la gracia, el regalo de Dios de la salvación por medio de la fe.

La vida cristiana está en su totalidad contenida en la gracia de Dios. El crecimiento y la santificación del creyente se efectúa dentro de la gracia, no a partir de ella. Por esta gracia, es que podemos los cristianos fortalecernos y seguir adelante a pesar de las amarguras, ya que es fuente de esperanza y de consuelo. En toda emergencia, la gracia muestra su característica abundante y en esto tenemos que reconocer el amor sin límites del Cadre celestial.

Pablo nos enseña que él tenía como una espina clavada en el cuerpo y le había pedido al Señor se la quitara, sin embargo Él le responde: “Bástate mi gracia”. Muchas veces, nos encontramos en la misma situación de Pablo. Creemos no resistir las aflicciones que nos llegan y nos sentimos débiles. Es ahí, donde entra a funcionar completamente el don de la gracia, pues ésta nos anima a continuar, sabiendo que nuestra mirada no se encuentra aquí, delante de nuestros ojos, sino en la salvación de Dios, manifestada en la vida, obra, muerte y resurrección del Señor Jesucristo. Por lo tanto nuestra mirada está puesta en la vida eterna que tendremos al lado de nuestro amado Redentor.

Este don, nos viene a fortalecer de tal manera que nos vamos perfeccionando en las debilidades, al punto que llegamos a proclamar las palabras de Pablo: “por eso me regocijo en las debilidades… porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Verso10.

¡No te desanimes! Cualquier tribulación por la que estés pasando, se convertirá en una fuente de fortaleza y paz, que solamente te puede regalar tu Salvador Jesucristo.

Señor, como dice la canción: ¡Con tenerte me basta!

Un abrazo y bendiciones.

Bibliografía: - Diccionario Ilustrado de la Biblia

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