jueves, 18 de junio de 2009

Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas

Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas, dispersas por toda la tierra sin que nadie se preocupe por ellas.

Ezequiel 34:6.

El Señor en Ezequiel da un fuerte jalón de orejas a los pastores, por no vivir pendientes del rebaño. Sí, indudablemente Dios conoce los corazones y sabe de antemano, que muchos se visten de pastores, solamente con un fin económico pero no con la intención cristiana de ayudar a su feligresía. Es triste decirlo y reconocerlo, pero tenemos que abrir bien los ojos y pedirle al Señor dirección cuando de buscar una iglesia de sana doctrina se trata. Desafortunadamente, existen muchos que se dejan llevar por un fin lucrativo. Dice más adelante Ezequiel, que los pastores se beben la leche y se visten con su lana, pero no están pendientes de la oveja débil, ni de la enferma, ni le curan la herida, como tampoco buscan la perdida. Por falta de su pastor, las han robado y han quedado expuestas al acecho de las fieras y Dios lanza un “ay” a través del profeta: “profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: ¡Ay de ustedes, pastores de Israel, que tan sólo se cuidan así mismos! ¿Acaso los pastores no deben cuidar el rebaño?”. Ezequiel 34:2. Ese “ay”, tiene una connotación muy fuerte. ¡Terrible cosa es caer en manos del Dios viviente! Hebreos 10:31.

El Señor les pedirá cuentas y si es el caso les quitará la responsabilidad para que no sigan aprovechándose de ellas. ¡Qué tristeza! Cualquier parecido con la realidad, no es coincidencia. Como cristianos, ese no es el testimonio que va a llevar a otros a los píes de Cristo y mucho menos el que va a edificar la Iglesia.

Sin embargo, todos tenemos que ser consientes de que no necesitamos el título de pastor, ni el habernos ordenados como tal, para entender que somos responsables de las ovejitas que han llegado a formar parte de nuestro rebaño. Esta palabra aunque va dirigida expresamente para ellos, también la tenemos que recibir nosotros como amonestación y asegurarnos del crecimiento espiritual de nuestros discípulos.

Así que de ahora en adelante, propongámonos a ser verdaderos apóstoles de Jesús y edifiquemos nuestros rebaños, como lo haría el Señor.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: